Ni los jueces están unidos...

Habrá que ver qué sale de ese parto de abuela...

La democracia dominicana es tan amplia, permisiva y generosa, que los jueces se asocian y defienden, y rivalizan con poderes públicos, como si fueran entes independientes.

No se deben a nada, ni a nadie, sino a ellos mismos.

Igual, no hay discreción que valga, ni disciplina, y los incidentes que se originan en su ejercicio, deben ser discutidos de igual a igual.

La Suprema, ¿qué es la Suprema? Nadie se interesa, y parece que tampoco importa, que los jueces se organicen en facciones, pues no existe un solo grupo, y se lleva cuenta de por lo menos tres.

Se tiene claro que no se organizan en función de escuelas de derecho, ni de doctrinas jurídicas, y ni siquiera de universidades.

Hablan y se imponen, y por el momento es suficiente. No se sospechan banderías, ni se teme que la Justicia pueda quitarse la venda y asumirse como persona.

Sin embargo, habrá que ver cuando se cumplan los mandatos y haya que renovar los directivos. Podrían entonces salir los macos y las cacatas, o una mezcla fabulosa de los dos.

No hay dudas de que son muchos, pero que nadie se sorprenda si pare la abuela.