Abinader y el factor humano

En ocasiones al presidente Abinader le gusta hablar en primera persona para pedir honestidad a funcionarios o cuando aduce que no apañará actos indebidos; o para subrayar expresiones como “tengo amigos, no cómplices”. También ha sido muy dado a empeñar su palabra y a exponer en público a su entorno familiar, típico de personas que importantizan valores. Tampoco ha denotado interés por reconocimientos al estimar que lo que hace es cumplir la responsabilidad del cargo. Ojalá que a la vuelta de cuatro años, o tal vez ocho, por qué dudarlo, si es que no tuerce el rumbo en el trayecto, los historiadores no pasen por alto su manifiesta intención desde temprano de gobernar con humildad y de no usar el poder como un bien patrimonial.