Bolivia, un fino olfato

Con el triunfo electoral en Bolivia de Luis Arce y el MAS, que es lo mismo que decir de Evo Morales, se cumple aquello que siempre olvidan los que subestiman a los pueblos: su expresión, aunque en ocasiones aparente equivocada, es soberana y con su fino olfato sabe darse a los gobernantes que entiende satisfacen sus expectativas. Hace casi un año, los que no comprendieron lo ocurrido durante un proceso irregular en el que todas las partes exhibieron malas mañas, concluyeron que con el pueblo boliviano era mejor aplicar la parodia de Bertolt Brecht: disolverlo por terco y cabeza dura y elegir un pueblo nuevo. Pero no; vuelve Evo y su socialismo del siglo XXI, el que se ha demostrado cojea y hace agua por muchos lados.