Conciencia, no alarma

En los llamados para que la población haga conciencia de la gravedad de la sequía y de la escasez de agua, se incurre en el error de privilegiar el mensaje casi catastrófico de que a la cantidad de agua disponible le queda pocas semanas. Con ello se está induciendo a la población a que almacene el líquido, lo que precipita más la crisis. De lo que se trata es de crear conciencia, no de alarmar. Hay otro aspecto al que se da de lado, y es la marginación de grupos organizados, desde juntas de vecinos hasta iglesias.