El asunto no es que hable

No incursioné en el debate cuando la Sociedad de Diarios pidió al presidente Medina que hablara con frecuencia, porque no aportaba nada; pues un primer mandatario habla con lo que hace o deja de hacer. Un ejemplo: la nebulosa, que ha puesto a otros a hablar hasta el cansancio, debido a su reunión con aspirantes presidenciales por el PLD. Sin decir una palabra, ha dicho mucho, el problema está en interpretar el mensaje. Tuvimos un presidente que hablaba hasta tres veces al día y por partida doble, porque tiraba una de cal y otra de arena, y no sirvió de nada. Además, para qué hablar si sus opositores, equivocándose, le hacen el trabajo. Son políticos como esos radios viejos, que no se sabe por dónde es que se apagan.