El cantante y el pastor

Manuel Jiménez y Dío Astacio no han podido convencer a nadie de que les hicieron fraude. Se sometieron al escrutinio de las urnas y perdieron mucho a poco. Ni sumados sus cómputos (22.8% más 9.98%) se acercan al ganador (43.7%), pero el cantor ha preferido renegar, al preconizar la violencia, a su prosa amorosa, cuando debería “dar gracias a la vida” por haberle dado tanto. Al predicador, tan manso que aparentaba al pastorear su rebaño, pero que vende la mala imagen de invocador del fuego, le toca, evangelio en manos, rendir culto al proverbio bíblico que reza: “Honroso es al hombre evitar la contienda”.