El debido proceso
Las autoridades deben evitar la espectacularidad en sus actuaciones persecutorias de la corrupción y nunca relegar uno de sus componentes esenciales: la prevención. El manejo de una supuesta irregularidad en Salud Pública, acompañado de una proclama condenatoria a priori, fue antecedido por un discurso altisonante de la Procuraduría que me recordó al carro sin freno ni reversa de Majluta, puesto que se adelantó que se llevará por delante “a todos”. No me entusiasman estos “picos” anticorrupción por sus precedentes frustratorios, pero confío en que esta vez la voluntad política que ha exhibido el presidente Luis Abinader por castigar el peculado sea la diferencia. Ojalá que la precipitación no dañe tan loable propósito.
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