Emotividad en política

En estos días en que el debate político entra en calor y se enrarece el ambiente, es bueno recordar que son malas consejeras las reacciones agresivas e irreflexivas. La persona que incursione en política debe aprender a controlar sus emociones o estará “frita”, y más si es candidato, condición cuando el manejo de la emotividad es clave para todo cuanto se vaya a decir o hacer. Pensando en algunos exaltados del momento, me permito desempolvar una cita extraída del libro “La institucionalidad de los pueblos requiere tiempo”, de monseñor Arnaiz: “La emoción, por ciega e impulsiva, nos lleva con frecuencia a actuar precipitadamente y a que no pocas veces, después, nos arrepintamos de haber actuado bajo su presión”.