Esa maldita primavera

En Egipto, cuna de la llamada “Primavera Árabe”, una movilización tecnológicamente innovadora que arrancó con Facebook, Twitter, YouTube, blogueros y otros medios sociales, el autoritario Abdelfatá al Sisi fue reelecto y con él esta nación, que tuvo un destello de esperanza en 2011, retrocede en su historia. Ha ocurrido así en los demás países tocados por esa primavera marchita, como la Libia desintegrada y carcomida por disputas tribales, o Yemen, Bahréin, Túnez y Siria. Esa primavera, celebrada por la supuesta irrupción de las redes sociales para movilizar a la gente y cambiar malos gobiernos, ha devenido en una estafa. El tiempo comprobó que fue una manipulación de las consignas y de la voluntad de esos pueblos.