Gracias del alma a todos

El de ayer fue uno de esos días que te marcan: de esos en que hay que dar gracias a la vida por tener la consideración de tanta gente buena que te aprecia y valora. Un almuerzo con mi entorno íntimo y familiar, y el reconocimiento de una institución centenaria del prestigio del Ateneo Amantes de la Luz, me hacen hoy reiterarme, como periodista, justo y equilibrado, y como padre agradecido a los hijos procreados por haber transitado por el camino correcto. Y a esos amigos, a esos mimados tiranos que literalmente me han abrumado en estos días y sabido compartir mi felicidad, gracias por estar siempre presentes en los momentos del éxito, pero también en los de adversidad que es cuando realmente la amistad se pone a prueba.