Indignación justificada

La indignación por la condena a la señora Marlin Martínez se justifica, porque el comportamiento que tuvo desde que se denunció la desaparición de la adolescente Emely Peguero, fue de engreimiento, prepotencia y cinismo. También porque no es de fácil, compresión para el ciudadano común, la diferencia establecida por los jueces entre encubrimiento y complicidad. La población no sabrá de leyes, pero tiene mucha sensibilidad y no ha perdido la capacidad de indignarse ante lo que cree injusto. Lo que no comparto es la utilización de métodos violentos para rechazar la sentencia. Tampoco que se extrapole el ámbito y las circunstancias de los hechos, para protagonismos mediáticos y para sacar ventajas personales y políticas.