La arrogancia no paga (I)

La buena fama se gana con hechos. Las palabras son aire, rimaba Bécquer, y van al aire; a la mujer del César se le exige ser honrada, y no sólo parecerlo, sentencia un socorrido dicho, mientras que el “por sus hechos los conoceréis” de la Biblia encierra una gran enseñanza: que las apariencias engañan. La práctica es el criterio de la verdad, dicen los materialistas, método efectivo para definir la conducta humana, ceñida a hechos. No se puede “llevarse el mundo por delante”, sin parar mientes en el qué dirán.