Los partidos están mejor sin ley

Algún tipo de regularización hay que imponer en el sistema de partidos, razón por lo que no se debe estar en contra de la existencia de una ley. Con lo que no se puede estar de acuerdo es que esta ley sea vendida como la solución de todos los males. Hay que desear suerte a Agripino Núñez y a Castaños Guzmán en esta movida, pero ¡Ojo al Cristo!, que no se actúe bajo presión ni se pretenda tomar de un solo trago un tema que tiene más de 15 años en agenda. Y que tampoco se crea, con emoción exagerada, que sería la panacea pues en ninguna parte del mundo esta ley ha sido útil si no existe institucionalidad y democracia interna en los partidos. ¡Ah! Un consejo a los partidos minoritarios: cuídense de esa ley.