No existen dos verdades

En el debate por los contratos publicitarios de Joao Santana, y conocida la misiva de Peralta y Marchena, es evidente que los montos y circunstancias de las transacciones no son los denunciados por los opositores. Pero me atrevo a apostar que la contienda continuará igualita por la incapacidad de nuestros políticos para reconocer cuando absolutizan verdades parciales y presentan la realidad sesgada. Ignoran éstos lo que sentenció Cervantes: “la verdad bien puede enfermar, pero no morir del todo”. Confrontaciones de esta naturaleza, con la verdad y la mentira jugando a las escondidas, no se ven en verdaderas democracias, que se expresan en el consenso y que se fortalecen con exigencias reales a los que detentan el poder.