Odebrecht: ni de prisa ni muy despacio
No simpatizo con los que en su desesperación desean presos por Odebrecht. Hasta sospechosa resulta esa prisa porque el afán pudiera ser para dejar gente fuera. Nunca me entusiasmo con estos “picos” anticorrupción, aunque en este caso no se puede regatear que existe algo de voluntad política y de interés de castigar el peculado. La espectacularidad en la lucha por adecentar la vida pública tiene precedentes frustratorios. Odebrecht es un chance para salir del círculo vicioso. La experiencia enseña a no precipitar la investigación ni hacer sometimientos que no estén amparados en bases legales y pruebas. No tiene méritos meter a uno preso ahora, y que esté suelto ahorita y blindado con la sentencia de un tribunal.
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