Pena por el debate

Lástima que por varios factores, incluidos organizativos, el debate de ANJE entre los candidatos presidenciales haya devenido en fracaso y que siga siendo ensueño el día en que el tono lo pongan las ideas y propuestas y no los discursos vacuos. Para otra vez será cuando la sorda confrontación deje de existir; mientras tanto, que siga la agresiva lucha a todos los niveles, con su denominador común de la descalificación, que toca hasta lo personal del adversario; que siga el imperio de la chercha, del dime y direte, del tira y jala y de lo insulso. Otra cosa: que ANJE afine la metodología para evitar discriminación y dudas, pues en 2016 debatieron 7 de 8 y se consideró más “legal” que los pretendidos tres de esta vez.