Políticos que decepcionan

Por lo que uno observa, lee y escucha, el político se asemeja en todas partes del mundo; excepciones podría haber, pero entonces, no estaríamos ante un político porque para serlo es sine qua non la falta de pudor y el desenfado. En el caso dominicano, el político es una especie ruidosa y poco virtuosa, que critica desde la oposición lo que hace cuando gobierna y que no cumple, incluso, con lo que dice que está haciendo. En su mundillo es letra muerta la divisa de que la mujer del César no solo debe ser honrada, y gusta de rimar con Bécquer, no por alarde ni pretensión intelectual, sino por aquello de que las palabras son aire y van al aire, por lo que promete de todo, siempre confiado de la mala memoria de la población.