Privacidad y dignidad

Escribía ayer del proyecto de la diputada Miriam Cabral que protege la imagen e intimidad familiar vinculados a personas fallecidas, lo que me recordó dos episodios sobre la privacidad alrededor del piloto siete veces campeón de F1 Michael Schumacher, cuya familia se opuso rotundamente a imágenes explícitas de su estado luego de un accidente, que lo dejó en coma permanente, cuando montaba ski. Eso fue en 2013, pero ahora, seis años después, vuelve a pedir intimidad y revela que “está en las mejores manos”. Al margen de curiosidad o interés periodístico, eso debe ser respetado. Me llega a la mente también, a propósito del tema, una de las muestras más emblemáticas del morbo ante una tragedia: la muerte de la princesa Diana.