Qué grande es mi país

NUEVA YORK. Pedro Martínez entró el domingo a un lugar donde solo se admiten excepcionales. Su llegada a Cooperstown acompañado de millares de sus compatriotas, y al ritmo del cadencioso merengue y de la dulce amargura de la bachata de donde son los mejores peloteros del mundo, hizo más grande el amor por el terruño, y agigantó a la República Dominicana. Pedro, al lado ahora de Don Juan Marichal en el nicho de los inmortales, nos puso a vibrar de emoción y a sentir el orgullo que significa ser dominicano.