Tiro de gracia a los verdes

Entre salto y salto, propuestas que no prenden y otras que se quedan en el camino, los que dirigen la Marcha Verde dejan la sensación, cada grupo por su lado, de que se baten en retirada. El fracaso de su última actividad era previsible, porque poco a poco se han ido distanciando de su “carnada” inicial, la de luchar contra la corrupción y la impunidad, para devenir en palanca de intereses políticos y de particulares que la manipulaban. Su más reciente devaneo, la convocatoria a paros dizque pacíficos, constituirá el tiro de gracia a un movimiento que se quedó a mitad del trayecto y que va rumbo a cambiar de nombre: de Marcha Verde a “paros verdes”, sinónimo de pedreas y quema de neumáticos, aislados de la población.