Olivares tiene que decírselo a Hipólito

Olivares ve la JCE llena de virtudes, pero Hipólito no

Olivares debiera responder por qué la Junta pudo evitar situaciones anómalas en la convención del PRD, e Hipólito no la considera árbitro confiable en las elecciones nacionales.

Hipólito tiene mala opinión del organismo, y no pierde oportunidad de gritarla al mundo. Que sea lo que dice, y otros comparten su idea, es otro cantar.

Olivares tiene que verse en otro espejo, y pensar una cosa, pero también la otra.

Intenta convencer a sus iguales de que se metan en lo que no quieren, y hasta los acusa de ser responsables de lo sucedido el domingo pasado, pero no se afana en hacer otro tanto con Hipólito.

Si Olivares, desde dentro, considera a la Junta llena de virtudes, y que su autoridad da para más, como imponerse a los partidos, debiera decírselo al ex presidente.

Y nadie mejor que él, ya que no sólo es compañero de partido, u ocupa la posición por esa afiliación personal, sino compadre dos veces.

Lo que no pueda el compañero, o el amigo, incluso el juez, sí el compadre, pues de donde viene Hipólito, el compadrazgo es relación casi sagrada.

Si consiguiera una cosa, tal vez podría la otra.