Oscar de la Renta

El más conocido de los dominicanos, el que vistió a las leyendas para convertirse él mismo en una, perdió finalmente su batalla contra el cáncer, y entregó su alma al Señor para ir a hacer trajes de nubes a los cielos.

Dotado de una exquisita elegancia y buen gusto, sus diseños fueron lucidos por reinas, primeras damas, glamorosas actrices y personalidades de todo el mundo. En cada uno de sus diseños destacaba la exquisita selección de los materiales y su concepto de la mujer que debía ser elegante, sobria y adecuada a cada ocasión.

Creó un emporio de la moda que algún genio del marketing llevó a todos los confines del mundo en todo tipo de ropa, perfumes, accesorios, todo de la clásica elegancia que lo caracterizó.

Pero no menos prominente fue su labor filantrópica protegiendo a la niñez, y promoviendo la educación a todos los niveles en el país.

Nuestra nación entrega a la posteridad a uno de sus mejores hijos, hombre universal, generoso, pero sobre todo, muy dominicano.