Que no muera la esperanza

Amo nuestra República Dominicana, y sufro los males que arrastramos como país. Aunque suene a idealismo, confío que podemos mejorar y avanzar. Comparto el optimismo de que podemos esperar transformaciones substanciales en la conducta de nuestro pueblo. Somos la contracorriente de la marejada de in-conductas que intenta ahogar nuestro futuro. Hombro a hombro podemos lograr nuestros sueños y metas. Nadie puede quedarse pasivo. O salimos a camino o nos hundimos todos, como dijo nuestro gran prócer Juan Pablo Duarte.

La violencia contra la mujer y contra los menores, debe ser erradicada con medidas ejemplares. Para la violencia sutil que causa embarazos de adolescentes, también hay que trabajar, educando desde el hogar y en las escuelas. Supuestamente somos un país cristiano; pero en la práctica parece que fuéramos ateos inmorales. La Procuraduría dio el primer paso. Nos toca seguir el camino, hacer lo que nos corresponde y esperar con esperanza la cosecha venidera.

Enriquillo Amiama