Que no repitan lo de los haitianos

Que a nadie se le ocurra repetir la "hazaña"...

Los haitianos que ocupaban el Ministerio de Trabajo ya se fueron del lugar, y puede decirse que por las buenas, pues no hubo que usar la fuerza pública.

Ningún organismo oficial se hizo responsable del problema, y como ocurre siempre, esa papa fue más caliente cada día porque nadie se atrevía a ponerla en su mesa. Como si la protesta sucediera en un lugar distante, con fueros propios y donde las autoridades locales o nacionales no tuvieran incumbencia.

Dicen que su retiro fue negociado, y de seguro que serían víctima de otro engaño, porque en el caso nunca se vio ni se supo del empresario que lo ocasionó, aún cuando se conocía el nombre y la empresa y la labor prestada.

La experiencia ayuda por lo menos a levantar los pies y evitar que situaciones parecidas lleven a chocar de nuevo con la misma piedra.

La desvergüenza se va haciendo poco a poco ley y logra carta de ciudadanía. Como no hubo denuncia firme y no implicó persecución, ni encausamiento ni pena, otros querrán tentar suerte.

Esto es, valerse de los mismos artificios y buscar mano de obra y dejarla en la estacada a la hora del pago. Dicen del perro huevero...