Se piensa, pero no se dice

Una vez Donald Reid Cabral aconsejó a un funcionario con asiento en el Palacio Nacional en el gobierno de Hipólito, y que había proclamado en Samaná que iban a arrasar con todo lo que oliera a oposición, que “esas cosas se piensan, pero no se dicen”. Han pasado 14 años, y todavía nos encontramos a políticos que, como el pelotero malo, pifian, y luego tiran mal, por no llevarse de lo que dice el manual del politicastro: nunca hablar pendejadas, y ser maestro de la doble moral, el engaño y la simulación.