Un país soberano

República Dominicana no puede aceptar pautas de nadie sobre su derecho soberano de regularizar los flujos migratorios de acuerdo a las leyes que la rigen. La inviolabilidad de la soberanía y el principio de la no intervención están consagrados en nuestra Carta Magna, que también recoge en su artículo 75, lo que cabe muy bien a aquellos dominicanos que se colocan de espaldas a ella, que es un deber fundamental “abstenerse de realizar todo acto perjudicial a la estabilidad, independencia o soberanía”.