Almacén de Juan José Duarte
El comercio del padre de Juan Pablo Duarte, Juan José Duarte, no sólo fue banco de La Trinitiaria, sino que su patio fue escuela de adoctrinamiento político y campo de Marte para que los bisoños patriotas se ejercitaran en las artes de la guerra libertadora.
En efecto, al fundar la sociedad secreta La Trinitaria, Duarte está consciente de que se necesitarían fondos para financiar el proceso conspirativo. Para tal fin, ordenó una colecta que se inició con los primeros juramentados en La Trinitaria, que aportaron cien pesos para ser depositados en un fondo en el almacén de Juan José Duarte. Así lo explicó Duarte, de acuerdo a la biografía novelada del Patricio, escrita por don Pedro Troncoso Sánchez: "Estos pesos van a trabajar a la casa de mi padre desde ahora mismo. Él conoce mi proyecto y está de acuerdo. Como ustedes saben, la ferretería, motonería y cordelería de mi padre está bien acreditada. Además está diestramente dirigida por él con la cooperación de mi hermano Vicente quien de continuo está dedicado a la compra de caoba, campeche, mora y guayacán, que luego exporta, lo que proporciona a la casa ganancias tan lucrativas como frecuentes. El fondo perteneciente a la Trinitaria entrará libre de todo gasto y se acrecentará con beneficios seguros, rápidos y no poco considerables, puesto que se acumularán al capital".
Aunque la fase conspirativa que incluyó los viajes al interior no está muy documentada, se sabe que Sánchez viajó a Los Llanos y al Seybo, Mella al Cibao y el propio Duarte estuvo por el Sur, de seguro con fondos de la cuenta del almacén de Juan José Duarte.
"A la conquista de prosélitos se agregó otra fase de la preparación de la independencia: la instrucción militar. Casi todos los Trinitarios y principales adeptos de Santo Domingo eran miembros de la Guardia Nacional, y como tales poseían sus uniformes y sus sables. Como se sabe, Duarte era furrier de compañía. También podía portar y manejar pistolas y mosquetones. Esta circunstancia los convertía en soldados potenciales del futuro ejército libertador. Pero no era suficiente. A este entrenamiento práctico agregaron el estudio teórico de la estrategia y la táctica, así como el ejercicio de la esgrima, que realizaban en el patio del almacén de Juan José Duarte, al lado de la Atarazana. Allí, a la sombra de la mole abovedada, los jóvenes patriotas no solamente cultivaban sus espíritus con lecciones y lecturas de historia, filosofía y política, sino que practicaban el florete, la mente puesta en el día en que el estallido de la revolución que fraguaban los pusiera a combatir en el campo de batalla. En aquella época, y no obstante la preeminente utilización de las armas de fuego y el progreso de la artillería en el arte de la guerra, el arma blanca tenía todavía enorme importancia. La tenía en proporción a la frecuencia con que se combatía cuerpo a cuerpo. Ya veremos que esta importancia era aún más grande que en otras partes en el país dominicano, en donde las batallas y combates contra el agresor de Occidente se iban a ganar, superando la ventaja numérica y el mejor armamento, gracias principalmente a la destreza del dominicano en el uso del arma blanca. Todos los trinitarios se las desempeñaban bien en el juego de la esgrima, y sobresalían por su habilidad Ramón Mella y Juan Isidro Pérez".
Como puede apreciarse, el almacén de don Juan José Duarte está íntimamente ligado a la Independencia nacional y al sueño de nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte.
Los aspectos fundamentales de esta entrega fueron tomados de la "Vida de Juan Pablo Duarte", de don Pedro Troncoso Sánchez.
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