Un diccionario

Me pregunta un lector cómo se decide si una palabra se incluye en el diccionario. Una pregunta para la que no tengo una respuesta sencilla. La complejidad acompaña todo lo que tiene que ver con la lengua, y los diccionarios no son una excepción.

La misión de esta «Eñe» es hacerles descartar la idea, muy consolidada, del diccionario en singular y determinado por el artículo: el diccionario. «El diccionario», como tal, no existe. Con esa expresión solemos referirnos al diccionario que tenemos en casa, que suele ser único; al diccionario que consultamos en internet, en cuya selección no solemos detenernos mucho; o, en el mejor de los casos, al Diccionario de la lengua española de la RAE. Diccionarios hay muchos y cada uno está diseñado de forma diferente y sirve para cosas diferentes.

Cada diccionario sigue sus propias normas y criterios; los buenos, se entiende, porque los malos carecen de ellos. Estas normas y criterios deben establecerse teniendo muy en cuenta a los que van a usar el diccionario y al uso que le van a dar.

Mi lector se refería a una palabra que suele utilizar una amiga suya, entiendo que solo esa amiga suya, o, al menos, eso creen ellos. Se trata de estudiar, generalmente en una base de datos, si esa palabra es compartida por más hablantes, qué significado tiene, en qué contextos se usa y con qué matices, si sigue vigente o ha quedado anticuada, si responde a las normas ortográficas y léxicas de nuestra lengua, en qué lugares se usa; y, aunque no lo crean, esto es solo una muestra de lo que representa incluir, o excluir, un término de «un diccionario». Valoren el esfuerzo de quienes los hacen y úsenlos.

@Letra_zeta

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