Escuela de Liderazgo y Autonomía: transformando la vida de jóvenes con discapacidad visual
El proyecto de la Fundación Francina Hungría ha permitido a jóvenes de diversas partes del país no solo acceder a la educación, sino también desarrollar habilidades cruciales para su independencia
La Fundación Francina Hungría ha transformado la vida de muchas personas con discapacidad visual en República Dominicana a través de sus programas de apoyo y formación.
Uno de los proyectos más destacados de la organización es la Escuela de Liderazgo y Autonomía (ELA), que ha permitido a jóvenes de diversas partes del país no solo acceder a la educación, sino también desarrollar habilidades cruciales para su independencia.
- José Beltrán, presidente de la fundación, explica que la idea de la escuela surgió en enero de 2020.
"Nosotros partimos de la idea de que autonomía es que cada persona tenga la capacidad y las posibilidades de tomar sus propias decisiones. Y si no tienes acceso a herramientas, educación, fuentes de dinero ni la capacidad de construir un juicio crítico, no puedes ser autónomo", sostiene.
Destaca que, además de ofrecer formación técnica en áreas como informática y el uso del bastón, la ELA proporciona un seguimiento académico continuo a los estudiantes a lo largo de su paso por la secundaria y la universidad.
Según Beltrán, "la metodología es ofrecer un seguimiento personalizado a cada estudiante", un enfoque clave para que los jóvenes alcancen sus metas académicas y logren una verdadera autonomía en su vida cotidiana.
Al principio, como proyecto piloto, la Escuela de Liderazgo y Autonomía solo recibía estudiantes de quinto y sexto de secundaria debido a recursos limitados.
Pero a medida que fue creciendo, se ampliaron las posibilidades de sostenerlo gracias al apoyo del Fondo Canadiense para Iniciativas Locales, lo que permitió incluir a estudiantes de otros niveles.
Hoy en día, la ELA cuenta con 30 jóvenes provenientes de distintas provincias del país, con edades que oscilan entre los 13 y los 24 años.
Para facilitar su acceso a la educación superior, la escuela ha establecido
Ana Rodríguez, egresada de Comunicación Corporativa de la PUCMM, también destaca la importancia de la formación que recibió en la Escuela de Liderazgo y Autonomía.
"Yo digo que el reto más grande de la discapacidad no es salir, es mantenerse", reflexiona la joven, quien expresa que, una vez que su familia aceptó su deseo de ser autónoma, la mayor lucha fue mantener esa independencia.
"Lo que más me gusta de la Fundación Francina es que primero estás tú y luego está tu discapacidad", añade Ana, quien también resaltó el enfoque integral de la Fundación, que pone énfasis en las pasiones y aspiraciones de cada estudiante más allá de su discapacidad.
Nicol Abreu, estudiante de Derecho en APEC y coordinadora del grupo de mentores de la Escuela, resalta que la formación tecnológica es esencial para las personas con discapacidad visual.
"La tecnología es uno de los recursos más importantes para nosotros". Al principio, Nicol no se sentía preparada para ingresar a la universidad debido a la falta de herramientas tecnológicas. Tras desarrollar sus habilidades en informática y movilidad, pudo superar esas barreras.
Como mentora, dice sentirse orgullosa de poder ayudar a otros jóvenes a superar los mismos obstáculos que ella enfrentó, resaltando cómo el proceso de acompañamiento y el impulso hacia la autonomía son elementos clave para el éxito.
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