El legado Bourne
SANTO DOMINGO. Desde la década del 60 en el siglo pasado el cine se interesó por los experimentos de "lavado de cerebro" a militares.
Abrió el ciclo la película "El candidato de Manchuria" (1962), un filme de John Frankenheimer, en el cual se reclutaba a un soldado para transformarlo en agente encubierto para tomar el control político. Avivó la hoguera el asesinato del presidente Kennedy, supuestamente a manos de un solitario tirador, ultimado a su vez por otro misterioso pistolero.
Este argumento volvió con fuerza en 1988, con una película poco conocida, "The Bourne Identity", basada en una novela de Robert Ludlum. Esta producción detonó la posterior saga de tres filmes en torno al personaje Jason Bourne, un ex-soldado, que formando parte de un experimento con drogas químicas, sufre total amnesia e intenta recuperar su pasado. Ahora, "El legado Bourne" abre un nuevo ciclo para el cine de espionaje y promete al menos una entrega más.
La química y la genética
Lo interesante de esta historia es que desde el relato de espionaje se adentra en la ciencia ficción. El argumento central sostiene que es posible cambiar no solo la mente, sino también aspectos físicos por medio de la ingeniería genética, para dotar de características extraordinarias a agentes secretos. Aaron Cross (Jeremy Renner), por cuestiones de seguridad, debe ser sacrificado para no dejar rastros; pero su entrenamiento le permite sobrevivir y poner en jaque a sus perseguidores.
El punto de vista
Aaron es un personaje sometido a decisiones injustas, lo cual genera empatía con el espectador. Es también débil y caballeroso con la mujeres, además de hábil en el combate, aspectos que le otorgan simpatía entre la audiencia. Se produce así un encubrimiento moral, el espectador no cuestiona al personaje, son sus administradores los malos de la película. El protagonista es víctima de un sistema de inteligencia paralelo que lo persigue para matarle porque sabe mucho.
Los callejones de Manila
Característica de la saga son las persecuciones en lugares no tradicionales. Lo fueron antes las ciudades de Roma, Berlín y Moscú, ahora son los helados territorios de Alaska y los callejones de la capital filipina los que sirven de escenario a espectaculares enfrentamientos, de los cuales el héroe sale triunfante, pero siempre herido, otro de los aspectos diferenciadores del personaje.
El antagonista
Mejora también esta película la construcción del personaje antagonista, Eric Byer (Edward Norton). En las anteriores, el cerebro detrás de la trama tenía pocas escenas y se diluía en un confuso escalafón de autoridades formales y encubiertas. En esta película, el rol del persecutor es más definido y está regido por la eficacia administrativa, no hay moral que valga, todo está permitido para acabar con la amenaza que representa Cross. Sin embargo, este personaje queda en suspenso, entendemos que a propósito para una segunda entrega, pero queda la sensación de que el guión no cerró adecuadamente este cabo suelto.
Cabe destacar que Tony Gilroy es el guionista que adaptó el primer remake de la exitosa serie y sus posteriores entregas. Esta vez está al mando de la dirección general y evidentemente su mano se hace sentir.
Recomendable para quienes gustan del cine de "acción" y espionaje.
Ficha técnicaThe Bourne Legacy. EE.UU. 2012. 135 minutos.
Dirección: Tony Gilroy
Guión: Tony Gilroy & Dan Gilroy, inspirados en la novela de Robert Ludlum
Música: James Newton Howard
Fotografía: Robert Elswit
Intérpretes:
Jeremy Renner
Rachel Weisz
Scott Glenn
Stacy Keach
Edward Norton
Donna Murphy
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