Cuidando la salud en tiempo de apagones
SANTO DOMINGO. Un conocido médico me comentaba de la gran cantidad de pacientes que estaban consultando aquejados de problemas gastrointestinales. No me sorprendo, porque todos conocemos personas que somatizan sus ansiedades en el estómago, en forma de úlceras, gastritis o acidez. El estrés, además, causa inapetencia o gula, pudiendo provocar cuadros de estreñimiento o diarreas.
Pero hay otra causa poderosamente influyente para los problemas gastrointestinales: los apagones. Ya nadie sabe lo que come y, si lo ingiere, no puede determinarse en qué condiciones se mantuvo ese alimento.
Entre tanda y tanda de apagones, las carnes se congelan y descongelan; quesos y jamones lucen de todos los colores y un olor fétido llena la casa cuando se abre la nevera. Estamos expuestos a todo tipo de enfermedades porque no podemos mantener adecuadamente los alimentos y por la contaminación cruzada de los mismos.
Los manipuladores profesionales de alimentos conocen que para evitar el riesgo de infecciones alimentarias, además de mantener una estricta higiene, es importante mantener los alimentos en temperaturas específicas para prevenir la multiplicación de gérmenes patógenos: los alimentos fríos deben mantenerse por debajo de 5 grados C y los calientes por encima de 63 grados Celsius.
Sabemos por experiencia que nuestros alimentos se mantienen en zona de peligro. ¿Cómo nos protegemos? Estos son algunos consejos:
•Hasta que mejore el servicio energético debemos considerar muy de cerca de quién compramos nuestros alimentos, tener mucho cuidado con los especiales en productos frescos y abastecernos de a poquito. Aunque resulte en cierto modo contraproducente, prefiera los enlatados y las carnes ahumadas o desecadas, porque ya han pasado por un proceso que dilata su descomposición.
•Incluso, si le es posible, cocine de inmediato y tape herméticamente. El calor mata la mayoría de los gérmenes. Cuando recaliente, debe hacerlo a una temperatura superior a los 70 grados Celsius antes de servirlos. Nunca recaliente un alimento más de una vez.
• Si ya compró, la manera en que distribuya sus alimentos en la nevera puede serle muy útil para evitar que los alimentos se contaminen unos a otros, acelerando su descomposición. Trate de guardar todos sus alimentos separados en envases aptos con sus tapas y bajo ningún concepto mezcle alimentos crudos con cocidos.
• Si de colocar hablamos, los alimentos cocidos se colocan en un estante superior a los crudos. Si hay un eventual goteo, el daño es menor que si fuera al revés. No coloque alimentos de olores muy fuertes cerca de otros sin olor, que se traspasa, y mantenga una estricta higiene de la nevera.
• Los alimentos de mayor riesgo de descomposición y que por ende necesitan mejor refrigeración son las carnes, las cremas, leche en empaques abiertos; natillas y flanes, salsas de carnes y sopas. En la escala contraria, encontramos los alimentos que menos se dañan: embotellados y enlatados; arroz, cereales, harinas, panes y pastas.
Existe una regla de oro entre manipuladores: ante la duda, deseche. Aunque le duela en el alma y el bolsillo. Más cara le saldrá la medicina.
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