Ateneo Insular celebró encuentro literario en honor al escritor Miguel Guerrero

Bruno Rosario Candelier, creador del Movimiento Interiorista, dio la bienvenida formal al escritor distinguido en esta ocasión, don Miguel Guerrero

Grupo presente en el encuentro literario en honor al escritor Miguel Guerrero. (Fuente externa)

Este evento literario del Ateneo Insular inició con las palabras de Luis Quezada Pérez, quien hizo la presentación del maestro Bruno Rosario Candelier, creador del Movimiento Interiorista, para dar la bienvenida formal al escritor distinguido en esta ocasión, don Miguel Guerrero. Desde su llegada al lugar, en la naciente tarde, el comunicador expresó su esplendor por la armonía que se percibía en aquel espacio sagrado: el Centro de Espiritualidad San Juan de la Cruz, ubicado en Las Lajas de El Caimito, La Vega, como puntualizó el historiador vegano Alfredo Rafael Hernández Figueroa. Dicho centro devocional está dirigido por los Carmelitas Descalzos, a quienes les agradecemos siempre el trato afable. Varias obras de este destacado escritor fueron estudiadas por escritores del Interiorismo. 

El primer expositor fue Rafael Hernández, el cual presentó la obra de Miguel Guerrero Vivir en libertad. Trayectoria de un ejercicio periodístico. Expuso que la misma «está conformada por veintiséis capítulos»: «Nos hemos detenido en los tres primeros, donde él expone su ideario y concepto de lo que es la libertad en diversas circunstancias históricas vividas por el pueblo dominicano», manifestó.  

Explicó que «se trata de una especie de sumaria de su modelo de ejercicio periodístico en los cuales expone, en la práctica, sus criterios ideológicos básicos y su visión de lo que debe ser el periodismo; desentraña ciertos vericuetos que se han creado en cuanto al dilema sobre la libertad plena o la libertad “regulada” por el Estado —que ya no es libertad—; concluyendo que toda regulación constituye una especie de mordaza. Por esto, plantea que debe colocarse, por encima de todo, la ética profesional del periodista». Señaló que el autor de Vivir en libertad «realiza, magistralmente, un análisis radiográfico sobre el sentido y espíritu de la libertad de prensa y su relación con los poderes públicos».    

Por su parte, Víctor Escarramán abordó La herencia del populismo, de Miguel Guerrero: «Cuando exploramos sobre los desenlaces del populismo como lineamiento del accionar político en la República Dominicana, los caminos lucen estrechos y en la mente del ciudadano se hospeda un oleaje revoltoso que le llena de incertidumbres y cuestionamientos», expresó. Y agregó: «Esto lo decimos por las funestas consecuencias que este modelo de ejecutoria estatal ha dejado en la sociedad, al punto que dicha forma de gobierno se ha entronizado como una ilusión en la piel de algunos actores del sistema, un experimento que socava las más decentes formas del pensamiento sensato».   

Señaló que «con un vistazo a la portada de la obra, nos encontramos con parte de la sustancia del libro, que se explica en el mismo título»: «En ese acertado enunciado encontramos una combinación de tres palabras que, desde su interpretación básica, nos colocan en un discernimiento primario: herencia, trágica y populismo». Dijo que esta obra «envuelve una intriga que explica los desaciertos políticos desde el año 1966 hasta el 2012, con su desenlace de erróneas decisiones gubernamentales, pero que, según el sentir del autor, las semillas de esa cosecha empezaron a sembrarse desde el mismo momento de la instauración de la tiranía trujillista». 

Presentación de Melba Marrero de Munné 

En este encuentro literario del Ateneo Insular, don Bruno Rosario Candelier dedicó un espacio para presentar a los escritores interioristas a la poeta dominicana, nacida en 1911, Melba Marrero de Munné: «Me complace presentar la obra de la ilustre poeta francomacorisana que escribió un grandioso poemario. Me refiero a Melba Marrero de Munné, una mujer dotada con la triple gracia de belleza, talento y creatividad». Manifestó que Marrero de Munné «supo disfrutar la contemplación de lo viviente en su vertiente estética y espiritual». Dijo que ella, «como Platón o Safo, se rendía a la belleza, y le concitaba el misterio, al tiempo que experimentaba el placer de los sentidos y la fruición de lo espiritual».  

Desde su estudio, titulado la «Mitopoética de Melba Marrero de Munné, el sentido de la pasión de una poeta enamorada», explicó que «la sensibilidad de esta poeta experimentó el hondo reclamo del espíritu en atención a una sensación de vacío, soledad, nostalgia, coraje, impotencia»: «Cuando una persona constata ese cuadro psicológico en su sensibilidad, revela la llamada de una apelación mayor: la necesidad de un tributo que colme el reclamo de la carne y el arrebato del espíritu». Ponderó que esta poeta «tuvo a su alance dos opciones valederas: el amor humano con su caudal de emociones consentidas y el amor divino en su espiritualidad transformante: “Cuando no había una voz / con nombre propio vagando por el mundo / y todavía los sexos no tenían historia […] / la fruta del misterio comenzaba a cuajar / (¡Oh ángel de indecisión, qué oculto estabas!)».     

La semblanza de esta escritora la presentó Keila González Báez, al tiempo que testimoniaba su vivencia espiritual y su amor por esta escritora, llegando a quebrarse su emocionada voz al momento de exponer la fecha de su muerte, el 4 de junio de 1962: «Primero que todo, darle las gracias a don Bruno Rosario Candelier por mencionarla en una reunión en Sabaneta y gracias a eso nació en mí esta inquietud. Yo estoy trabajando una novela sobre ella y eso me ha llevado a investigar muchísimo, tanto de su vida como de su obra. Melba Marrero de Munné nació en San Francisco de Macorís el 8 de abril de 1911. Algunos dirían que su vida fue trágica por gozar del desdén de la mayoría de los ciudadanos de su pueblo natal o el rechazo del que fue víctima por parte del régimen de Trujillo e inclusive de muchos escritores contemporáneos y actuales».  

«Otros dirían lo contrario, que tuvo una vida dichosa: de viajes a tierras lejanas, lujos de todo tipo y el consentimiento de su marido, Trifón Munné».  Manifestó que «alrededor de Melba hay muchas historias», por lo cual «nos cuesta saber cuáles son verdaderas y cuáles son fabuladas». Dentro de sus obras citó su «trascendente poemario Eva en extremaunción, publicado en el 1953; publicado en 1951, XXXX retablos de silencio y alma». Dijo que «Melba no solo era poeta: también era narradora, conferencista, articulista y viajera infatigable; sentía predilección por las flores, especialmente por las orquídeas, que con tanta dedicación cultivaba en su amplia mansión de la calle José Castillo, en San Francisco de Macorís, lugar donde se reunía con sus pocos amigos, entre ellos el inolvidable poeta Domingo Moreno Jimenes». 

Elidenia Velásquez abordó sobre «Sensibilidad poética de Melba Marrero de Munné»: «Cuando nos acercamos a la creación literaria de la fenecida poeta dominicana, Melba Marrero de Munné, percibimos la exquisitez creativa propia de la poesía femenina, pues esta tiene un encanto singular, característico de la belleza y fuerza que es innata en las mujeres poetas. En esta podemos percibir un sabor y encanto único, un sabor diferente en cuanto a la sensibilidad y expresión de las emociones vibrantes del ser; además es capaz de transportar, con su sutileza a los más intrincados abismos, pero también encumbrar el espíritu a las más altas cumbres de la pasión y el amor».  

Apuntó que «la sensibilidad de un poeta puede sentirse en las sensaciones que inspiren al lector, y él mismo, generalmente, percibe aquella emoción como una fuerza cohesiva que le constriñe la razón en cada verso: “Era / como una inmensa isla / dislocada y contrita, yo, / -lo primitivo como un mito- / tétrica nota al aire, / merodeando. / Hacia la línea de la pena, / insomnio. / Hacia el vetusto corazón del hombre, / Verónica sin lienzo».  

El evento interiorista incluyó también un recital poético dedicado a Miguel Guerrero. Elidenia Velásquez leyó «Hoy quiero escapar en tus brazos»; «Rita Díaz: «Apariencia frágil»; Esteban Torres Marte: «Escombros suenan al unísono»; Sandra Berroa: «Fragmentos de mi amor»; Leopoldo Minaya: «Elevación»; William Acevedo Fernández declamó «Mar azul». Y en la sesión dominical para la narrativa, Miguel Solano leyó su cuento «La paciencia china» y Miguel Ángel Durán leyó «Justino». El encuentro fue celebrado los días 27 y 28 de agosto del presente 2022. 

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