De la narrativa de Santiago Almada

Santiago Almada, escritor y periodista. Foto: Pedro Bazil.

Fragmento de la novela La última flecha

Ella caminaba con paso rápido y ágil, pero él estaba dispuesto a alcanzarla y no la dejaría escapar. No tenía el aspecto de las prostitutas de la zona, que a esa hora de la madrugada ya se habían marchado, vestía ropas finas y elegantes, no parecía haberse dado cuenta de que él la seguía sino más bien parecía apurada por llegar a algún lugar. Sintió esa pulsión que le aceleraba los latidos y le llenaba la boca de saliva, todo su cuerpo era una tensión que no podía hacer otra cosa que avanzar hacia su presa, como hacen todos los depredadores. Un auto pasó en sentido contrario y él se pegó a la pared de una casa, dio la espalda para que no pudieran verle la cara ni identificarlo, se caló la gorra hasta casi taparse los ojos, la vio perderse en una esquina y entonces corrió, al doblar miró a todos lados con asombro, ¿cómo había hecho para desaparecer así? Las casas antiguas de ese sector tenían las puertas cerradas, alcanzó a ver la silueta de una vieja que parecía dormitar, sentada en el suelo bajo un árbol junto al borde de la calle. Siguió caminando hasta acercarse a unos pocos metros y entonces la anciana despertó, o tal vez abrió bien los ojos como para verlo mejor. Tenía puesta una gorra oscura de lana, sus ropas eran viejas y gastadas, estaba sentada en una extraña postura, la vio sacar de una bolsa negra de plástico un extraño aparato de madera, entonces aminoró la marcha y estaba a punto de cruzarse a la acera de enfrente cuando escuchó el chasquido de una cuerda y algo atravesó su cuello a la altura de la garganta, quiso gritar pero la vista se le nubló y una extraña sensación de mareo le hizo perder el equilibrio y cayó pesadamente sobre la vereda, alcanzó a ver cómo esa mujer le extraía una especie de varilla que se había incrustado en su cuello y escuchó el ruido de un motor que se acercaba. Era una motocicleta de alta cilindrada manejada por la misma mujer a la que él había estado siguiendo, pero no llegó a verla porque ya sus ojos se habían cerrado y estaba muerto *.

*La última flecha es una novela que trata el tema de la venganza. La joven abogada Luisa Natalia, (Luna) es contratada por alguien que fue su profesor en la universidad para investigar una serie de extraños crímenes. Alguien está matando a violadores y acusados de violaciones con un arma medieval; una ballesta que dispara flechas artesanales. La policía trata de evitar que los asesinatos lleguen a conocimiento de la prensa porque las “víctimas” son personas prestigiosas o de familias adineradas que no quieren el escándalo: un alto ejecutivo, un decano de una reconocida universidad, un joven hijo de millonarios. La investigadora terminará por descubrir que el asesino es alguien demasiado inteligente que no deja pistas y suficientemente escurridizo como para no ser atrapado, pero descubrirá también el motivo de los asesinatos y el extraño concepto de justicia que mueve el vengativo accionar del homicida.