Fernando Calzada: “Pretendo desarrollarme más como artista plástico”

El 8 de abril, el fotógrafo inaugura “Sobre la piel. Dibujos de Fernando Calzada”, en el Museo Fernando Peña Defilló

Fernando Calzada expondrá 23 obras. (Luis Isidor)

Fernando Calzada se estrena en el mundo de las artes plásticas con una exposición de 23 dibujos que le ha tomado más de tres años de trabajo. En ella, el fotógrafo y graduado de Bellas Artes vuelve a sus orígenes con la exposición “Sobre la piel. Dibujos de Fernando Calzada”, donde encara el desnudo desde un género que borda en grafito y carboncillo, el hiperrealismo.


Nos sorprendes con un proyecto de dibujos en el que llevas trabajando varios años.
Comienzo este trabajo porque para mí el dibujo es la base de cualquier expresión artística. Yo pretendo, a partir de esta exposición, desarrollarme más como artista plástico. No voy a dejar la fotografía porque es mi pasión, pero es cierto que no he encontrado todo lo que buscaba en ella y siento la necesidad de explorar otras expresiones artísticas con la intención, en un futuro inmediato, de transitar nuevos campos, como la pintura, y quién sabe si, más adelante, pueda llegar a la escultura, que es lo que más me gusta.

¿Por qué eliges el desnudo para iniciarte?
Porque en mis 23 años de carrera como fotógrafo nunca lo había encarado, nunca había sentido que podía aportar algo nuevo de lo que ya estaba hecho; y es con el desnudo que siento que, cuando lo plasmo en el papel, crea otra dimensión. Eso es lo que realmente me motivó a meterme con el género del desnudo, tanto masculino como femenino.

Este proyecto te ha llevado varios años y una pandemia de por medio que provocó que pasara por tres etapas hasta llegar a lo que vemos hoy....
Cuando me planteé el proyecto, que fue para exponer en julio del año pasado, en ese momento el planeta completo estaba prácticamente cerrado, por lo tanto mi exposición tuvo que aplazarse. Hasta ese momento yo había transitado por dos etapas de este proyecto. La primera era trabajar el dibujo hiperrealista, donde todo lo que vemos en la escena está totalmente enfocado. A partir de ahí empiezo a plantearme -al ser fotógrafo- el desenfoque, el plano focal, donde decido jugar con los diferentes planos, llevando al espectador al punto de atención que mí me interesa. En esta segunda etapa consigo completar todas las obras que había previsto para exponer el año pasado. Pero como estábamos en pandemia, se me presenta un nuevo escenario y posiblemente la etapa más interesante: la del movimiento. Es la etapa más plástica, donde el modelo es más libre en cuanto a movimientos, la imagen resultante es más artística, y, lógicamente, reflejada en papel es sumamente atractivo.

¿Qué quieres remover en el espectador?
Me interesa mostrar un trabajo que aquí en República Dominicana no estamos muy acostumbrados a ver, que es el hiperrealismo, y mucho menos en dibujo ni con el desnudo. Para mí ha sido un reto porque, por primera vez en todos estos años de carrera, he encarado el desnudo; primero fotográficamente, pero también como artista plástico al llevar todo ese trabajo al papel con lápices y carbón.

¿Por qué eliges el hiperrealismo?
Porque me gusta mucho el detalle, la técnica. Soy un apasionado del arte clásico, un enamorado del arte griego, el arte romano, sobre todo del canon de belleza clásico y, por supuesto, del Renacimiento. Siento que el hiperrealismo, aunque quizás es un género criticado y no está tan bien visto como otros géneros pictóricos, a mí me gusta porque me siento cómodo. Y entendía que era la mejor manera de plasmar el desnudo en dibujo. Creo que al final he logrado el resultado, lo que yo tenía en mi cabeza, con creces. Ahora bien, no pretendo quedarme en esto... Lo que tengo claro es que quiero seguir con lo figurativo, es realmente lo que más me gusta, y de hecho ahora estoy trabajando mucho en la proporción del cuerpo humano para llegar a donde quiero.

Dices que el hiperrealismo es un género poco valorado, sin embargo, tiene detrás un trabajo impresionante...
Sí, lo que pasa es que ahí ya entramos en cuestiones de lo que se considera arte y lo que no; es algo parecido a lo que pasa con la fotografía: si es arte, si no es arte, pero eso se lo dejamos a los críticos. Yo parto de la base de que cuando coges una obra y la desarrollas, aunque cuando tengas una referencia –en este caso una fotografía-, al final lo que cuenta es la obra que hemos plasmado, lo que te cuenta ahora, lo que te transmite.
Y lo que yo siento es que cuando la obra está terminada –hablo de mi trabajo- a mí me transmite muchas cosas, y no solo a mí, sino a la gente que la ha visto. Veo las reacciones, escucho sus comentarios, y al margen de que te guste más o te guste menos, no te deja indiferente, o sea, te sobrecoge. Y creo que solo por haber conseguido eso, estoy pago.
Y lo mismo me pasa con el tema del hiperrealismo, quizás no está bien visto, pero a mí me parece un género pictórico tan válido como cualquier otro. Quizás porque soy un amante del arte clásico, ya sea griego, romano, o Renacimiento, que representan una fidelidad grandísima hacia lo real, todo se humaniza y se da valor al ser humano por encima de las teologías; quizá todo eso me ha motivado a trabajar con el hiperrealismo, aunque no creo que vaya a seguir explorando el género del hiperrealismo como tal.

La mayoría de las obras son fragmentos, no vemos rostros en ellas...
Sí, no interesa mostrar el rostro, ni la identidad de las personas, a mí lo que me interesa es mostrar la belleza de la piel, y eso se podría decir que es un canto a la belleza, a la belleza de la piel humana. Yo me recreo en eso, por eso no he querido identificar a la gente y, por ende, los títulos de las obras resaltan prácticamente la descripción de lo que estás viendo: el fragmento de un hombre, un brazo; los glúteos de una mujer, que son cosas muy explícitas en cuanto al detalle. Excepto una obra que realmente tiene nombre, por así decirlo, “Autorretrato”, donde verán “mis manos”.
La gente se podrá preguntar por qué las manos en un autorretrato y no el rostro. Por eso, porque en la exposición no vas a ver ninguna obra donde se vea el rostro. Para mí mostrar mis manos ha sido como desnudarme, mostrar mi rostro, mis imperfecciones. Precisamente en la muestra vamos a ver obras que son explícitas, pero cuando miras la obra en conjunto te das cuenta de qué tan explícito son unos genitales masculinos, una vagina, pero también el detalle de un brazo donde ves toda la porosidad, los lunares, las manchas, mis manos con sus imperfecciones y las uñas a veces mordidas. Es decir, eso es tan explícito y tan pudoroso como unos genitales. Creo que en esta exposición todo está justificado, tiene una razón de ser, no hay nada gratuito. Todo está muy bien pensado.

¿Cómo ha sido el proceso de creación de estos dibujos?
Se ha basado en dos pasos. Primero fotografiar, hacer una sección de fotografía con un(a) modelo escogido con unas características físicas determinadas; creaba unas imágenes que yo quería conseguir con esa persona y las trabajaba; pero en la sección fotográfica, lógicamente, está el sector sorpresa, y ahí es donde han surgido, en ocasiones, imágenes que han sido las definitivas, las que termino dibujando, y no precisamente las que yo tenía en mi cabeza. Una vez terminaba la sección fotográfica, editaba las fotos y hacía una preselección de las fotos que me interesaban, que podían ser potenciales para dibujar. Pero, ¿qué ocurre? Que yo reedito las fotos, las re-encuadro totalmente, las contextualizo, me quedo con un detalle, lo llevo a otro nivel; por eso hay dibujos que tienen hasta tres fotografías, son fragmentos que he cogido porque las fotografías al final no eran el resultado que yo quería. Primero hay un trabajo de Photoshop, pero también lo hay a la hora de dibujar, de coger un fragmento de aquí, de allá, y terminar haciendo una cosa diferente a la foto original. En cuanto al dibujo, tomo esa imagen final como referencia, trabajo con la pantalla al lado y el papel y el caballete en el otro extremo, y empiezo a dibujar con el sistema de cuadrículas, que es un sistema que se ha utilizado toda la vida, donde trabajo con la imagen en digital, que traslado proporcionalmente al tamaño del papel que quiero que sea el original. Y a partir de ahí encajo la figura, que es la parte más sencilla en este caso. Lo realmente difícil y complejo es dar volumen a la imagen, y eso lo consigues con el detalle, a base de manchar, de ir poco a poco trabajando la escena, que es lo que realmente demora el trabajo. Así, los dibujos vienen tardando, los menos, unas 100 horas, pero hay de 150, 200 hasta 200 y pico de horas cada uno.

¿Algún artista que te ha servido de influencia o referencia en tu trabajo?
Sí, pero no precisamente artistas plásticos; de hecho, hay guiños a fotógrafos en esta obra. Obviamente a Robert Mapplethorpe y a Helmut Newton; de pintores (en la etapa de movimiento) a Francis Bacon; y de estilos pictóricos a los clásicos: griego, romano y Renacimiento.

¿Háblame de la museografía que has creado para disfrutar de esta exposición?
En este caso nos hemos tenido que adaptar a la limitación del espacio. Por ello tuvimos que crear un muro falso para poder hacer una museografía coherente en la que poder mostrar las 23 obras. En la museografía me ha ayudado Yolanda Naranjo, una artista dominicana radicada en Atenas, amiga mía, que me ha asistido con el orden y la disposición de las obras. Yo tenía una idea, pero ella me sugirió otra. Finalmente hemos intentado mantener, de alguna manera, no el orden cronológico, sino adaptarnos al espacio que tenemos; es decir, no puedes hacer una lectura lineal porque al tener dos salas es complicado, por lo que hemos preferido, en la primera sala, mostrar la primera y segunda etapa; y en la segunda sala, exhibir la tercera, donde las obras que son más explícitas, por una cuestión de que no sean tan impactantes para las personas que llegan, las hemos dejado en un espacio que conviven muy bien las cuatro piezas, pero manteniendo coherencia con el resto de las obras.

¿Una recomendación a la hora de ver la exposición para apreciarla mejor?
Cuando entras al museo, ves la primera obra donde hay un texto muy breve de Marianne de Tolentino, que es la curadora del Museo, quien habla sobre mi trabajo, y allí encontrarán la primera pieza, que es el autorretrato. De ahí pasas a la primera sala, donde están las piezas que corresponden a la primera y segunda etapa; y en la segunda sala, habrá parte de la primera y segunda etapa, pero sobre todo el resto de las obras en movimiento, que pertenecen a la tercera etapa.

Estas son obras que podremos comprar, ¿dónde las visualizas?
Sí. Hay piezas que tendrían cabida en cualquier espacio, desde una sala, a un family, una habitación, o un dormitorio. Y otras más explícitas, que pueden colgarse donde el comprador decida, al final todo se reduce a lo abierto que tú seas.

Periodista, con más de 30 años de experiencia en revistas. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, España. Actualmente dirige la sección Revista de Diario Libre en República Dominicana.