Historiador Pedro San Miguel sostiene que hay “muchos Méxicos” en el imaginario de EE UU

El intelectual puertorriqueño disertó en la Academia Dominicana de la Historia

El historiador Pedro L. San Miguel expone ante el público. Foto: AGN/Karina Valentín Sánchez.

SANTO DOMINGO. El historiador puertorriqueño Pedro L. San Miguel expresó que la historiografía estadounidense ha estado muy lejos de elaborar o suscribir una imagen homogénea de México y que esas representaciones han oscilado entre estereotipos poco clementes e imaginarios que encarnan una inocencia o una integridad primigenias.

Al dictar la conferencia magistral “El otro espejo enterrado. Representación de México en la historiografía de los Estados Unidos”, en la Academia Dominicana de la Historia, el intelectual manifestó que entre las primeras imágenes se encuentran esas percepciones de México como una sociedad violenta, incluso fascinada con la muerte, las de una sociedad cuyos sistemas económicos y políticos reeditan tenazmente unas estructuras y unas prácticas rancias y caducas, derivadas muchas de ellas de una “herencia colonial” que se resiste a desaparecer.

Explicó que México ha sido percibido como una colectividad étnica o “racial”, cuyos comportamientos, formas de ser y manifestaciones culturales poseen duraciones geológicas, ajenas a las mutaciones y a la evolución o como una especie de “pueblo sin historia” —ya que ésta implica evolución y transformación— debido a que su devenir no sería sino la repetición de determinados arquetipos o moldes.

“En ciertos textos históricos el tiempo mexicano se transfigura en una “era imaginaria”, un transcurrir virtualmente mítico; como mero ricorsi, la historia mexicana se configura como un tiempo que transcurre, pero cuyos ocupantes, simples criaturas dolientes o salvajes, permanecen inalteradas, impermeables al suceder”, agregó.

Manifestó que se trata de una concepción según la cual los eventos o los procesos son superficiales, ya que la historia profunda, su sustrato recóndito o esencia, permanece inamovible.

A seguidas, agregó: “No obstante, México, para los estadounidenses, ha sido varias cosas: en propiedad, ha sido muchos Méxicos. Ha fungido, por ejemplo, como espejo en el cual escrutar y confrontar su propia fisonomía, su identidad, sus conflictos, sus contradicciones; asimismo, ha sido un lugar mítico en el cual buscar la Utopía, en el cual proyectar sus esperanzas, sus ensueños, sus ilusiones, sus delirios y sus fantasías”.