Luis R. Santos: “Cualquier crítica negativa hacia mi obra es irrelevante”

Afirma que se propone escribir una novela política que titulará Sinfonía de las cacerolas en la peor

Luis R. Santos, escritor dominicano. (Foto: fuente externa)

Luis R. Santos, narrador dominicano surgido en la década de los 80, tiene la certeza de que su ejercicio literario posee profundas raíces, por lo que no duda en expresar que cualquier crítica negativa hacia su obra es irrelevante, ya que es escritor sin importar lo que se pueda decir sobre su producción.

De retórica mordaz, este perspicaz observador de los litorales políticos y de sus actores, anuncia que en esta etapa pandémica se ha propuesto escribir la novela Sinfonía de las cacerolas en la peor, una narración que abarcará desde 2006 y que tratará sobre las actuaciones de notables figuras de gran repercusión pública en la República Dominicana.

Con la claridad con que suele expresarse, al responder preguntas de este medio, el creador de En el umbral del infierno y de otras novelas y cuentos develó sin florituras aspectos de su quehacer intelectual y sus “colindancias”.

¿En esta etapa se le ha activado la imaginación para escribir alguna novela o cuento o se ha enfocado más en leer?

Durante la pandemia me propuse escribir una novela política que abarcara desde el año 2006 hasta la fecha. Los personajes centrales son el presidente Dani Nadime y la señora Flor Cerdeño de Hernández, figuras funestas que infligieron un terrible daño moral a nuestra sociedad y que, por lo tanto, deben ser puestos en evidencia. La novela, que mezcla ficción, realidad, reportajes, entrevistas, etc., se llama Sinfonía de las cacerolas en la peor.

¿Qué podemos obtener de positivo los escritores en este tiempo complejo y atípico?

Dígame, ¿su escritura y sus resultados le han dado disfrute o padecimientos?

He disfrutado más durante el proceso creativo que luego de publicada la obra. ¿Padecimientos?, no creo, cualquier crítica negativa hacia mi obra es irrelevante. Soy escritor, sin importar lo que se pueda decir de lo que produzco.

¿Cuál de sus novelas le costó más escribir y por qué?

Es una novela inédita que se llama Ciudadano póstumo, y me ha sido difícil porque es un texto escrito con saña y con fines vengativos contra George W. Bush; la literatura es también una forma de pasar facturas, sobre todo al poder, y como he tenido que articular una historia que no se derrumbe a mitad de camino el proceso ha sido largo y complejo. Una buena novela se parece a una mujer que sabe besar: no puedes parar de besarla.

¿Se escribe mejor conforme pasa el tiempo o da igual?

Al inicio había más entusiasmo, más fiebre, ilusión, necesidad de trascender, el mal del novelista era más recurrente; hoy cuesta, da trabajo, más cuando sabes que casi escribes para que tus textos se pudran en la computadora o en un libro impreso o digital, que poca gente leerá.

¿Algunos libros y autores le han indicado algunas rutas?

El guardián entre el centeno, de DJ Salinger, inspiró mi libro Un lugar llamado Salka; Trópico de cáncer, de Henry Miller, me enseñó que en lo vulgar puede haber poesía sublime, y con los cuentos completos y otras obras de Juan Carlos Onetti entendí que para ser un buen escritor no hay que usar un lenguaje estruendoso, sino aprender a susurrar al oído del lector. Otros, como Joyce y su afamado Ulises, que no todo lo que fue válido hace 100 años ahora no necesariamente sirva para mucho.

¿Qué importancia le da a la memoria emocional a la hora de escribir?

La emoción es vital en el proceso creativo. Guardar en tu memoria creativa esas historias, sensaciones, que te conmovieron, es muy relevante a la hora de contar una historia. Lo anodino no llega al alma de ningún lector.

Después de narrar tanto tiempo para adultos, ¿no le resultó complicado escribir para el público infantil y juvenil su galardonada novela Síndrome del iPhone?

Fue un atrevimiento, impulsado por Avelino Stanley. Casi la escribí por encargo: la literatura infantil y juvenil es la que tiene cierto mercado en el país; pero no fue difícil escribirla porque el personaje central está muy cerca de mí. Antes había intentado escribir algo de ese tipo y los resultados fueron lamentables.

Ha escrito de varios temas neurálgicos de la sociedad actual. ¿Piensa en otros similares para desarrollar nuevas novelas?

De hecho, Sinfonía de las cacerolas en la peor trata del tema político, que incluye una ácida crítica a los partidos, principalmente al PLD, que tiene el gran mérito de haber llevado la prostitución institucional, la corrupción y el despilfarro de los fondos públicos a niveles insospechados.

¿Recuerda el día que se dijo que sería escritor? ¿Cómo fue?

Estaba sin trabajo, económicamente en la ruina, desnortado, viviendo una severa crisis existencial; y estoy seguro de que la lectura y luego la escritura le dieron un sentido a mi vida. Fue a finales de los ochenta.

¿Qué le parece el panorama de la narrativa dominicana actual y sus circunstancias?

El panorama no puede ser más desalentador en tanto que cada día los lectores en el país escasean; no obstante, es un tanto esperanzador que haya una gran camada de jóvenes escribiendo, juntamente con un grupo de escritores contumaces, que solo necesitan políticas de estado que promuevan el libro y la lectura en todos los ámbitos de la vida nacional, y muy especialmente en el sistema de educación pública.

¿Qué hay que hacer para promover el libro y la lectura de manera efectiva desde el Estado?

Se está articulando un gran plan de fomento del libro y la lectura que se llama Dominicana Lee, que contempla instalar cientos de puntos de lectura en todo el país, en alianza con los ayuntamientos, el Ministerio de Educación y otros sectores, tanto públicos como privados; que además contempla la formación de miles de mediadores de lectura en todo el país, formación de clubes de lecturas, etc. El primer punto de lectura será instalado en el mes de noviembre en Miches y será una especie de proyecto piloto para el gran plan que iniciará el año entrante.