Martha Rivera-Garrido: “En este país para ganar un premio nacional hay que cabildearlo”

Martha Rivera-Garrido, escritora dominicana.

La dominicana Martha Rivera-Garrido, reconocida y potente voz de la promoción literaria de los años ochenta, mantiene intocados sus íntimos vínculos con el oficio de la escritura, el cual la enferma y la sana, según ella misma revela.

Escritora a tiempo completo, melómana, lectora pertinaz y amante de la cultura, refleja en sus obras la pasión y la racionalidad que la acompañan.

En estos tiempos complicados, en los que la cuarentena le ha dado más tiempo para el trabajo y la abstracción, la narradora y poeta, acostumbrada a expresarse libérrimamente, no titubea en aseverar que en esta República Dominicana para "ganar un premio nacional hay que cabildearlo".

También afirma que muchos de los ganadores de los premios nacionales, con honrosas excepciones, le “producen vergüenza ajena”, porque, desde su perspectiva, no han trascendido.

La autora de la novela He olvidado tu nombre y de varios libros de poemas respondió preguntas de Diario Libre, y sus afirmaciones irradian con diafanidad su manera de ser y de pensar.

Desde el punto de vista creativo, ¿cómo ha estado viviendo la cuarentena?

Después de un largo trayecto recorrido y de varios libros publicados, ¿tiene otras metas literarias?

Voy a seguir escribiendo y ofreciendo mis clases magistrales, que he considerado en esta etapa como una parte importante de mi obra. Tengo cuatro libros terminados y hay que sacarlos, es decir que también seguiré publicando en tanto lo que haga se convierta en un libro. Soy escritora a tiempo completo y esa fue mi meta alguna vez, cuando las circunstancias no me lo permitían.

¿Sus fieles lectores pueden esperar otra novela suya?

Pueden esperar los libros que están terminados: algo que se parece a mis memorias tempranas (Brevedad de lo Eterno), una colección de mis relatos (Este mar me recuerda algún jardín), un nuevo poemario (Memorial de Medusas y Cangrejos) y un libro que no se parece a nada de lo que he hecho (Narraciones de Ella). Esos cuatro libros son lo que pueden esperar, porque ya están terminados. Tengo una novela acabada que me ha dado muchos dolores de cabeza y que he transformado mil veces; no le conozco el final porque se lo cambio constantemente (y el título también), así que no sé hasta cuando tengan que esperarla. Pero está ahí, y quizá tal vez termine otra cortita que empecé hace poco tiempo. A estas alturas vivo mi oficio sin prisas. Ya veremos.

¿Qué le ocurre interiormente cuando escribe?

Me enfermo y me sano. Me sano y me enfermo. Simultánea y perpetuamente.

¿La nutre su interacción con el público a través de las redes sociales

Tengo muy buena relación con mis lectores de manera cotidiana. Son mis inefables... así los considero. Trato de escribir algo para ellos y ellas cotidianamente, aunque sea brevísimo, y de llevarles mis reflexiones. Lo que en verdad nunca tengo es tiempo para una interacción, propiamente dicha... lamentablemente. Casi no participo en los debates en redes. Pero mis inefables siempre están ahí con mucha fidelidad y lo agradezco. Eso sí puedo decir que me alimenta.

Miguel D. Mena, crítico literario amigo suyo, publicó que usted y otros autores nunca ganarán el Premio Nacional de Literatura por razones extraliterarias. ¿Concuerda con esa afirmación?

La verdad es que no es algo que me haya quitado nunca el sueño. Tengo una obra ya, y está ahí; eso es lo único importante realmente. En este país para ganar un premio nacional hay que cabildearlo, y para mí es imposible hacer eso; así es que sí, tiene sentido lo que dice Miguel. Puedo decirte que me sorprendería enormemente. Muchos de los premios nacionales que tenemos, con honrosas excepciones desde luego, me producen vergüenza ajena, porque no entiendo cómo lo han merecido. No nos representan. No han trascendido, no se leen, no han sido traducidos ni estudiados ni criticados, o simplemente son insufribles como el último; cuando he intentado leer a este señor (León David) no he podido pasar de tres páginas. Junto a todos los colegas que lo he conversado, me pareció una locura... sinceramente. Es triste que se esté muriendo gente que pienso sí lo merecía hace tiempo, como René Rodríguez Soriano o Alexis Gómez Rosa, por ejemplo.

¿Se siente debidamente reconocida en el país?

Sí, por quienes siento que tienen que reconocerme. Por quienes respeto. Que todo el mundo sepa quién eres no quiere decir que te conozcan; a una autora, autor, se le conoce cuando se le ha leído solamente.

¿Existen algunos autores que le han ayudado a trazar su ruta?

Autores y autoras, demasiados. La lista más corta, sería muy larga. No creo que tengamos espacio para eso. No sé por qué siempre nos hacen esta pregunta, que cada vez es más difícil de contestar.

Cuéntenos cómo le surgió la idea de escribir Brevedad de lo eterno, qué caminos quiso explorar y cuándo estará a disposición del público como libro

Es un libro hecho de retazos de memoria. Son retablos que han quedado fijos en mis recuerdos. Mi familia, los lugares donde he vivido, los espacios que me han marcado, mis vivos y mis muertos, lo que he amado, las ciudades que me han apasionado... Brevedad de lo Eterno es un libro memorial que se fue construyendo poco a poco. Nunca pensé que podría terminarlo, de la misma manera en que no terminas nunca de escribir en tu diario. Pero un día él se reveló a mí como un texto terminado. Supe que ya no quería ni necesitaba seguir dibujando esas viñetas, aunque fuera un poco temprano. Mi marido leyó el primer borrador y amaneció en claro haciéndolo, poco antes de morir. Me dijo: “Tienes que sacar esto...”. Por eso, de mis libros terminados será el primero en salir. Cuento a pinceladas mi pequeña vida en este libro. Me gustó mucho trabajarlo, hacerlo. Fíjate que escribiéndolo me di cuenta de lo portentosamente amada que he sido... de lo privilegiada. Sí... he sido desde siempre una niña y una mujer muy amada, y eso lo comprendí trabajando Brevedad. Saldrá tan pronto haya alguna normalidad... espero que pronto!