Una mirada a la iglesia del Carmen

Este templo se inició en el siglo XVl, tiene un estilo gótico isabelino que está constituido por una sola nave con dos capillas entre contrafuertes de muy poca profundidad. Por María Cristina de Carías y César Iván Feris Iglesias

La construcción del templo se inició en el siglo XVI, después del saqueo de la ciudad por Francis Drake. (Fuente externa)

Justo al lado del hospital y la capilla de San Andrés, sobre la calle Arzobispo Nouel, se levanta la iglesia dedicada a la advocación de Nuestra Señora del Carmen, actualmente patrona de la Marina.

Este templo se inició en el siglo XVl, después del saqueo de la ciudad por Francis Drake. El estilo gótico isabelino se nota claramente en el interior de presbiterio, cubierto por una bóveda nervada que finaliza en la sección de cúpula también nervada, al modo de concha venera renacentista.

Este templo está constituido por una sola nave con dos capillas entre contrafuertes de muy poca profundidad, que se miran de frente en el segundo espacio formado por los citados contrafuertes y los arcos fajones que sostienen la bóveda corrida que cubre el resto de la nave.

Esta tipología mantiene aún el coro alto sobre los últimos tramos de la nave, conservando la tradición isabelina. Este templo es el que mantiene menor altura entre todas las construcciones religiosas de la ciudad. Su perfil general es más bien horizontal, apaisado, en donde apenas se notan al exterior las líneas de las bóvedas que lo cubren. De hecho, la fachada principal al norte, es una composición en donde se marcan las funciones interiores, fundamentalmente el testero poligonal de la capilla entre contrafuertes monumentales que sostienen los empujes de las bóvedas. En el espacio inmediatamente contiguo a la capilla, se produce el portón de acceso al interior del templo.

Nos encontramos con una solución del siglo XVlll que hermana este templo con la fachada de Santa Bárbara, la iglesia de Santo Domingo y la fachada de la capilla de la orden tercera Dominica.

Esta fachada está concebida a modo de retablo de calle única, dividida en dos tramos verticales, realizada totalmente en ladrillo. La zona baja es un enmarcamiento del gran portón de acceso, flanqueado por dos enormes pilastras de fuste liso, decorado con motivos florales, en esgrafiado similar a la fachada de la iglesia de Santo Domingo. La pieza superior de la puerta, es un arquitrabe de ladrillo, en donde al centro se introduce una cabeza de angelote para señalar la clave.

El entablamento que divide la fachada, está constituido por líneas horizontales quebradas que se proyectan en saledizo, mezclando zonas en donde se introduce la piedra, en armonía con el ladrillo, para dar la sensación de sostén a los remates superiores de las pilastras que en sección irregular, van retrocediendo hacia la pared del fondo; terminando en pequeñas ánforas realizadas en bajo relieve, las que de lejos parecen más pinturas que elementos escultóricos. Estos remates flanquean la gran hornacina central en donde el esgrafiado, la piedra y el ladrillo, intentan producir un sentido de perspectiva profunda. La hornacina contiene la imagen de la virgen del Carmen, coronada por una concha venera, enmarcada por una línea curva irregular en piedra y ladrillo con sentido barroco que aparece asimismo en las volutas esgrafiadas en los laterales de la zona baja que enmarca la hornacina, lo que recuerda las soluciones mixtilíneas utilizadas por Borromini, en el barroco romano. Los contrafuertes terminan en coronamientos de ladrillo, en curva continua que une los niveles altos con los bajos.

El campanario localizado en un ángulo del patio detrás del ábside, también es bajo, lo que delata el temor a los huracanes y terremotos que asolaron la isla.

En el interior del templo se destacan los elementos arquitectónicos de piedra, ladrillo y mampostería, revocada y encalada. En las capillas laterales aparecen retablos del período barroco, de magnifica factura. El retablo del presbiterio es de líneas sobrias, contrastando con los de las capillas, en donde el movimiento de los coronamientos, en forma de peineta, introduce una mayor riqueza formal. Son todos de una sola calle y conservan imágenes religiosas de alto valor artístico e histórico. Se destaca la imagen de Jesús pacientísimo del siglo XVll.

En el sotocoro de la iglesia se aprecia la gran apertura enrejada, desde la que las religiosas del hospital de San Andrés, participaban de las actividades religiosas.

El coro alto presenta un balcón abalaustrado que junto a los retablos y el magnifico púlpito con cubierta de madera, introducen el espíritu barroco en el templo, que fue iniciado a finales del siglo XVl.