Dereck Walcott le canta a Barack Obama

El Premio Nobel de Literatura, quien visitara Diario Libre el año pasado escribió "Cuarenta acres: un poema para Barack Obama"

Dereck Walcott, firmando un libro en Diario Libre.
SANTO DOMINGO. La poesía muchas veces se muestra previsoria. Dereck Walcott, el gran poeta santaluceño se adelantó en el tiempo a lo que desde hoy es una realidad: el primer negro en la presidencia de los Estados Unidos de América.

Ganador del Premio Nobel de Literatura en 1992, Walcott es hijo de una mujer negra y de un pintor blanco británico. Su obra poética le debe, -como confesara el pasado 1 de mayo en visita a Diario Libre- a la obra de otro gran poeta, como él Premio Nobel, quien fuera su amigo: el ruso Joseph Brodsky, pero le debe también a toda la poesía ancestral de procedencia africana.

El poeta dominicano León Félix Batista, quien fuera su acompañante y traductor como Invitado de Honor de la pasada Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, tradujo al español el poema "Forty Acres: a poem for Barack Obama" ( Cuarenta acres: un poema para Barack Obama).

¿Por qué cuarenta acres?

El propio traductor se encarga de explicar a los lectores del poema en español "Al terminar la Guerra Civil norteamericana, el Congreso norteamericano decidió, ante la imposibilidad de hacerse cargo de su manutención de manera indefinida, que todo esclavo liberado que fuera jefe de familia tenía derecho a recibir cuarenta acres -16 hectáreas- de tierra cultivable y una mula para comenzar su nueva vida. Estos terrenos provenían de los abandonados por los confederados a causa de la guerra. Esta iniciativa da nombre al poema. La invocación a la emancipación de los negros y la ruptura que significa el triunfo de Obama quedan así relacionadas", asegura en un texto enviado a Diario Libre.

La historia de los cuarenta acres y una mula es contada por E. L. Doctorow en su más reciente novela "The march", publicada en español por Roca Editorial en Barcelona en el 2006.

Según cuenta León Félix Batista, Walcott le dijo que el título original del texto era "Forty Acres and Fifty States" (Cuarenta acres y Cincuenta Estados), pero decidió que era demasiado largo y lo acortó, quedando con el título actual.

La traducción

"El texto original está escrito con una rima particular del poeta, que le permite fluir magníficamente. En nuestra versión al español no podemos reproducir esta característica", se lamenta el traductor dominicano quien, sin embargo, ha logrado un magnífico acercamiento al aliento original del poema en su traducción al español.

El poema ya cuenta con otras versiones en español, pero León decidió asumirlo toda vez que "traduje el grueso del poema en 10 minutos, pero que me estanqué terriblemente en el verso que reza: "a field of snow-flecked cotton forty acres wide". La razón: el adjetivo compuesto "snow-flecked"... no me proveía de ningún adjetivo en nuestro idioma". Confrontó otros problemas, pero en todos hizo lo que tenía que hacer, buscar una variante cercana en español al sentido que quiso darle el poeta en su idioma original.

Un día memorable


Sin lugar a dudas, hoy es un día histórico. El primer presidente negro electo en los Estados Unidos asume su cargo en medio de un mundo lleno de espectativas y sumido en crísis. Grandes son sus riesgos, grandes sus retos. Pero, Dereck Walcott lo llama "el joven labrador" que "siente el cambio en sus venas".

A partir de hoy ¿comienza realmente un cambio en el país más poderoso del mundo? Eso la historia lo dirá. Hoy los artistas y poetas encabezan la legión de seguidores de Barack Obama, mientras "un espantapájaros burlón apunta hacia él con rabia".

Texto íntegro del poema en español

"Cuarenta acres de tierra: un poema para Barack Obama"

Autor: Dereck Walcott


Traducción al español: León Félix Batista

Emerge un emblema del tumulto, un grabado:

un joven negro al alba con sombrero de paja y overol,

un emblema de imposible profecía, muchedumbre

dividiéndose como el surco arado por una mula,

separándose para su presidente: un campo de algodón

nevado

de cuarenta acres de extensión, de cuervos con presagios predecibles

que el joven labrador desdeña por sus memorables

ancestros de cabellos de algodón, mientras, alineada en una rama, hay

una tensa

corte de búhos con gafas y, en el borde lejano

del campo,

un espantapájaros burlón apunta hacia él con rabia.

El pequeño arado continúa en esta página con líneas

más allá de la tierra quejumbrosa, el árbol del linchamiento, la venganza negra del tornado,

y el joven labrador siente el cambio en sus venas,

corazón, músculos, tendones,

hasta que la tierra yace abierta como una bandera cuando la firme

luz del alba raya el campo y los surcos esperan al sembrador.