"Educando a Helen", una película retrógrada

Santo Domingo. En la batalla de las ideas, cuestión que todavía perdura - aún cuando a todos nos parezca cómodo ignorarlo - las de cuño conservador habitualmente se escudan en una supuesta falta de ideología, mimetizándose con aquello que se denomina ¨sentido común¨.

En el cine, medio por el cual se difunden ideas acerca del funcionamiento social, se proponen modelos de conducta muchas veces reñidos con los cánones de la convivencia civilizada: delincuencia, violencia y todo tipo de perversiones, razón por la cual cada cierto tiempo se levantan polémicas desde las filas conservadoras. También, y con más frecuencia, el cine proyecta estilos de vida funcionales a la sociedad de consumo en que vivimos, a través de personajes e historias aparentemente inocentes y llenas de buenas intenciones, que llevan de contrabando ideas en franca oposición con la realidad social. Este filme, "Educando a Helen", es de lejos uno de los más retrógrados de los últimos tiempos, por su tratamiento en torno al tema de la libertad individual del sexo femenino.

La realización integral de las féminas ha sido en los últimos sesenta años una conquista social más que legítima. En ello, el acceso al mundo del trabajo ha sido determinante, no sólo como superación personal, sino también como necesidad colectiva, en una sociedad que requiere de la mano de obra femenina.

Un salto de siglos, pero hacia atrás

Por ello, cuando una película se esmera en considerar al trabajo como un enemigo de la realización femenina, nos parece estar retrocediendo algunos años en el tiempo. Más aún, cuando el ideal masculino para una mujer en conflicto con su proyecto de vida es un sacerdote protestante, nos parece dar un salto de siglos, pero en reversa.

Una bella y exitosa profesional de la moda pasa a ser madre de tres sobrinos pequeños, producto del fallecimiento de su hermana y cuñado en un accidente. Naturalmente, sus parámetros cambian y ya no puede responder a las exigencias de una vida fuera de los horarios considerados normales para la convivencia familiar. El sacrificio de la vida personal por la maternidad se convierte entonces en el eje del relato. En pugna permanente con su otra hermana, una super mamá, Helen (Kate Hudson) va aprendiendo de responsabilidades y deberes para con los niños. Todo comienza a funcionar bien cuando la iglesia luterana, a través de un colegio, pasa a ejercer su tutela, por medio de la figura del Pastor Dan Parker (John Corbett), quien se enamora de Helen. El conflicto con la sobrina adolescente y su floreciente sexualidad desencadena una crisis definitiva, que Helen no puede superar, sin la ayuda de su hermana y el pastor.

Una comedia lenta y predecible

Como relato cinematográfico es una comedia liviana, lineal, predecible y formal. Con casi dos horas de duración llega a ser en extremo lenta y agotadora. Las actuaciones son correctas, los personajes están bien construidos y tiene algunas situaciones simpáticas. Incluso para un público católico puede resultar progresista aquello de los sacerdotes autorizados a contraer matrimonio, sin embargo, su concepción acerca de la mujer es la misma de hace cien años: súbdita del hombre y consagrada a los demás. Recomendable para quienes desean ver a la mujer en sus roles tradicionales, aún cuando ya sólo sea en la pantalla.

Raising Helen

Educando a Helen

Estados Unidos, 2004. 119 minutos.

Dirección: Garry Marshall

Guión: Jack Amiel & Michael Begler, basados en una historia de Patrick J. Clifton & Beth Rigazio

Música: John Debney

Fotografía: Charles Minsky, Michael Stone

Intérpretes:

Kate Hudson-Helen Harris

John Corbett-Pastor Dan Parker

Joan Cusack-Jenny Portman

Hayden Panettiere-Audrey Davis

Spencer Breslin-Henry Davis

Abigail Breslin-Sarah Davis