El merengue es de origen incierto y se impuso en RD
Se desconoce el origen del término merengue
Santo Domingo . El origen de su nombre es desconocido, aunque algunos estudiosos han esbozado sus teorías al respecto. Sin embargo, el merengue se impuso en la sociedad dominicana obviando las piedras que encontró en el camino. En el siglo XIX, hace más de 150 años, fue considerado como un baile indecente y no faltaron sus detractores. Entre los principales se encontraban los intelectuales Manuel de Jesús Galván y Ulises Francisco Espaillat, quienes convirtieron el periódico capitalino "El Oasis", dirigido por el autor del "Enriquillo", en una tribuna contra el ritmo que cada día adquiría mayor popularidad.
A Galván (1834-1910) que firmaba bajo el sobrenombre de Enmanuel, se unieron otras voces de relevancia, como Eugenio Perdomo (1836-1863), quien firmaba como Ingenuo; Manuel de Jesús Heredia (1836-1894) como Antímenes, y Pedro de Castro y Castro (1794-1865) era Celiar.
El dato lo recoge la musicóloga Catana Pérez de Cuello, en el libro "El merengue, música y baile de la República Dominicana", el VI volumen editado dentro de la Colección Cultural Codetel.
Pérez de Cuello realizó la investigación sobre el merengue junto al maestro Rafael Solano, cuya coordinación editorial estuvo a cargo del periodista y crítico José Rafael Lantigua.
La obra cuenta con hermosas ilustraciones del grabadista del siglo XIX Samuel Hazard, y pinturas a color de los maestros contemporáneos Jaime Colson, José Vela Zanetti, Yoryi Morel, Manolo Pascual, entre otros artistas que han trabajado el tema en sus obras. José Chez Checo hizo la selección de las imágenes.
El libro de 482 páginas se divide en dos partes. La primera, a cargo de Catana Pérez de Cuello, expone el origen del ritmo. "Génesis del merengue. Raíces, trayectoria y difusión en el siglo XIX". En la segunda, Rafael Solano escribe "Entre dos siglos: música y músicos del merengue". La obra explica de manera amena e informativa la evolución del merengue hasta la actualidad, haciendo de ella un documento importantísimo para rastrear los orígenes y vertientes de este ritmo que identifica a los dominicanos en el mundo.
Una cita del escritor y músico Manuel Rueda, contenida en el libro, explica el rechazo de este baile: "El merengue produjo escándalo porque con él se iniciaba un nuevo concepto de la moralidad, un cuestionamiento de abajo hacia arriba de las costumbres atildadas que nos venían como herencia europea; y si el merengue vence en buena lid a la Tumba, también da un golpe de muerte al vals, a la mazurca y a la polca las que, aunque de procedencia popular, se habían impuesto como bailes de la aristocracia".
[b]Los orígenes de la palabra[/b]
Aunque cae en el terreno de la especulación, algunos asocian el término del merengue al dulce que en el país se conoce como "suspiro", porque el movimiento de cadera de la danza es equiparable al de la elaboración del postre. Otros lo remontan a África. En el Diccionario Crítico etimológico de la Lengua Castellana, por ejemplo, Joan Corominas lo relaciona a dos danzas africanas, bajo el nombre de maringa y maringo. Términos que pudieron dar origen al vocablo merengue por su semejanza fonética y por los movimientos de su baile, explica Pérez de Cuello.
El origen se pierde en las brumas del tiempo, no obstante. El único dato preciso fue que el término merengue apareció por primera vez en una publicación nacional, el 26 de noviembre de 1854, en "El Oasis".
Su entrada a los salones por la puerta grande, también, se debe a Luis Alberti en la década del 30, explica Solano. Sin embargo, el destacado compositor expresa que por "cierto descuido" de lo primeros folclorista queda la duda de si el merengue vino del campo a la ciudad o a la inversa. Lo que sí está claro es que los dominicanos no conciben una reunión festiva sin el pegajoso ritmo.
[b]Ulises Francisco [/b]
Espaillat
Con el seudónimo de María, el intelectual culpó el merengue de los males del país en el periódico "El Orden" con estas palabras: "El uso del machete, o más bien del revólver; el andar descalzo, comer el debilitante sancocho, y jugar gallos, bailar merengue y dejar para mañana lo que debía hacerse el día anterior".
Pérez de Cuello realizó la investigación sobre el merengue junto al maestro Rafael Solano, cuya coordinación editorial estuvo a cargo del periodista y crítico José Rafael Lantigua.
La obra cuenta con hermosas ilustraciones del grabadista del siglo XIX Samuel Hazard, y pinturas a color de los maestros contemporáneos Jaime Colson, José Vela Zanetti, Yoryi Morel, Manolo Pascual, entre otros artistas que han trabajado el tema en sus obras. José Chez Checo hizo la selección de las imágenes.
El libro de 482 páginas se divide en dos partes. La primera, a cargo de Catana Pérez de Cuello, expone el origen del ritmo. "Génesis del merengue. Raíces, trayectoria y difusión en el siglo XIX". En la segunda, Rafael Solano escribe "Entre dos siglos: música y músicos del merengue". La obra explica de manera amena e informativa la evolución del merengue hasta la actualidad, haciendo de ella un documento importantísimo para rastrear los orígenes y vertientes de este ritmo que identifica a los dominicanos en el mundo.
Una cita del escritor y músico Manuel Rueda, contenida en el libro, explica el rechazo de este baile: "El merengue produjo escándalo porque con él se iniciaba un nuevo concepto de la moralidad, un cuestionamiento de abajo hacia arriba de las costumbres atildadas que nos venían como herencia europea; y si el merengue vence en buena lid a la Tumba, también da un golpe de muerte al vals, a la mazurca y a la polca las que, aunque de procedencia popular, se habían impuesto como bailes de la aristocracia".
[b]Los orígenes de la palabra[/b]
Aunque cae en el terreno de la especulación, algunos asocian el término del merengue al dulce que en el país se conoce como "suspiro", porque el movimiento de cadera de la danza es equiparable al de la elaboración del postre. Otros lo remontan a África. En el Diccionario Crítico etimológico de la Lengua Castellana, por ejemplo, Joan Corominas lo relaciona a dos danzas africanas, bajo el nombre de maringa y maringo. Términos que pudieron dar origen al vocablo merengue por su semejanza fonética y por los movimientos de su baile, explica Pérez de Cuello.
El origen se pierde en las brumas del tiempo, no obstante. El único dato preciso fue que el término merengue apareció por primera vez en una publicación nacional, el 26 de noviembre de 1854, en "El Oasis".
Su entrada a los salones por la puerta grande, también, se debe a Luis Alberti en la década del 30, explica Solano. Sin embargo, el destacado compositor expresa que por "cierto descuido" de lo primeros folclorista queda la duda de si el merengue vino del campo a la ciudad o a la inversa. Lo que sí está claro es que los dominicanos no conciben una reunión festiva sin el pegajoso ritmo.
[b]Ulises Francisco [/b]
Espaillat
Con el seudónimo de María, el intelectual culpó el merengue de los males del país en el periódico "El Orden" con estas palabras: "El uso del machete, o más bien del revólver; el andar descalzo, comer el debilitante sancocho, y jugar gallos, bailar merengue y dejar para mañana lo que debía hacerse el día anterior".