El Papa viajero
Juan Pablo II ha sido el Pontífice que más ha viajado, gracias a su facilidad para hablar varios idiomas (dominaba el polaco, alemán, inglés, francés, español e italiano)
El Papa Juan Pablo II realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, en los que muchas han sido las anécdotas acumuladas por los 129 países de los cinco continentes que ha visitado, algunos en varias ocasiones.
Su primer viaje pastoral como pontífice lo realizó al continente americano en enero de 1979 (lo hizo a Santo Domingo, México y Bahamas). Juan Pablo II ha visitado prácticamente todos los países iberoamericanos, tanto la Argentina de Galtieri (1982); la Nicaragua sandinista (1983), el Chile del general Pinochet (1987) o la Cuba de Fidel Castro en 1998.
De los 14 países más visitados por Juan Pablo II a lo largo de su pontificado, Polonia, con nueve viajes, y Francia con siete, figuran en primer lugar, seguidos de Estados Unidos, España y México con cinco viajes. Le siguen Brasil, Suiza y Portugal con cuatro; y Alemania, Austria, Canadá, Guatemala, Kenia y República Dominicana, con tres.
Al continente africano que visitó en 13 ocasiones, viajó por primera vez en 1980, y en 1998, coincidiendo con el veinte aniversario de su Pontificado, visitó por última vez, hasta la fecha, Nigeria, el país más poblado de Africa negra.
De Europa, al primer país al que Wojtyla viajó como pontífice fue Polonia, y lo hizo en 1979, convirtiéndose en el primer Papa que procedía de un país comunista y visitaba un país comunista. Juan Pablo dio en aquella ocasión un gran espaldarazo a la poderosa Iglesia polaca, a la oposición al régimen del militar Jaruzelsky y al sindicato de raíz católica Solidaridad. Visitó posteriormente su tierra natal en otras nueve ocasiones: 1979, 1983, 1987, en 1991 viajó a Polonia dos veces; 1995, 1997, 1999 y la última en agosto de 2002.
Peregrina por los países del norte de Europa de mayoría luterana (1989); visita Alemania Federal antes de la caída del muro (1980 y 1987) y la Alemania reunificada en 1996.
La República Checa, Bélgica, Eslovaquia (1990, 1995 y 2003), Sarajevo (1997) etc., son algunos de los 45 países del continente europeo a los que ha viajado el Papa polaco, sin olvidar Rumania, al que Juan Pablo II viajó en mayo de 1999 primera visita de un pontífice católico a un país de mayoría ortodoxa o la peregrinación que el 4 de mayo de 2001 realizó a Grecia, y que supuso el primer viaje de un Papa católico desde que el cisma de Oriente (1054) dividiera a la cristiandad en católicos y ortodoxos.
Con la mirada puesta en la unidad de los cristianos Wojtyla viajó en 2001 a la ucraniana Kiev, posteriormente lo hizo a Kazajistán y Armenia (mayo de 2001), y en mayo de 2002 visitó Azerbaiyán y Bulgaria.
Tampoco faltaron giras pastorales por Asia, continente que Juan Pablo II pisó en 15 ocasiones, la última en 1999 y Oceanía, por donde peregrinó en ocho visitas pastorales.
A comienzos del año 2000 el sumo Pontífice vio cumplido su sueño de viajar a Tierra Santa, (Egipto, Jordania, Israel, Autoridad Nacional Palestina), siendo ésta la segunda vez que un Papa, después de Pablo VI, viaja a la tierra de Jesús de Nazareth.
También pudo, a pesar de su delicada salud, seguir los pasos de San Pablo en la primavera de 2001, cuando viajó a Grecia, Siria y Malta, lugares relacionados con el origen del cristianismo y considerados como parte de la peregrinación jubilar del Papa.
Juan Pablo II, que ha extendido las fronteras de la Iglesia de un modo que no tiene precedentes, no ha podido viajar a Rusia debido a las presiones de la Iglesia ortodoxa y tampoco al país más poblado del mundo: China, donde el régimen de Pekín ha cerrado las puertas a la Iglesia de Roma y con el que el Vaticano rompió relaciones diplomáticas en 1958.
El Papa carioca
En sus viajes, Juan Pablo II ha ido dejando un reguero de anécdotas, como la vivida en Río de Janeiro, cuando dijo: "Si Dios es brasileño, el Papa es carioca". En otra ocasión, durante un viaje realizado a El Salvador en 1983, cuando el país vivía sus primeros años de guerra civil, rompió el protocolo y se desvió del recorrido asignado para visitar la tumba del arzobispo de San Salvador Oscar Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 por cuatro desconocidos relacionados con la ultraderecha del país centroamericano.
Hispanoamérica ha sido un subcontinente de referencia para el Papa. En Guatemala, Juan Pablo II hizo callar a las armas. Pero aunque la guerrilla respetó una tregua de cinco días con motivo de su presencia, la lluvia no hizo lo mismo y sólo un helicóptero pudo hacer que el Papa venciera las inclemencias del tiempo para cumplir con el programa.
En otra ocasión hizo un gesto significativo al amonestar, alzando el dedo, al padre Ernesto Cardenal, ministro de Cultura del Gobierno sandinista, porque Juan Pablo II desaprobaba la intervención del sacerdote en la vida política de Nicaragua. Así como regañó a Ernesto Cardenal, también dio un abrazo fraternal a Héder Camara, conocido como El obispo de los pobres, en una de las ocasiones en que viajó a Brasil.
Los derechos humanos, en especial la libertad, los derechos de los pueblos -la oposición Norte-Sur, especialmente los pobres frente a los abusos de los ricos- y las instituciones democráticas constituyen los fundamentos de su magisterio social, el cual ha proclamado con una difusión internacional jamás alcanzada por otro Pontífice.
En sus escritos y discursos, el Papa no sólo ha condenado el desequilibrio entre ricos y pobres, entre países opulentos y naciones en desarrollo, sino que también ha planteado la dicotomía entre la riqueza material y el consiguiente desarrollo científico y el empobrecimiento espiritual del hombre, el cual Juan Pablo II considera reflejado en una etapa de crisis de valores y en una progresiva supresión de referencias éticas en los códigos civiles de los países tradicionalmente cristianos.
"Hoy se vive y se lucha por el poder y el bienestar, no por los ideales", afirmó en 1985, ante el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa.
Sus críticos le han acusado de mantener actitudes conservadoras en cuestiones de ética y disciplina eclesiástica. En sus años de Pontificado ha hecho múltiples declaraciones contrarias a los métodos anticonceptivos, el divorcio, el aborto, el celibato sacerdotal y ha proclamado su negativa a aceptar la ordenación sacerdotal de la mujer en la Iglesia.
Al continente africano que visitó en 13 ocasiones, viajó por primera vez en 1980, y en 1998, coincidiendo con el veinte aniversario de su Pontificado, visitó por última vez, hasta la fecha, Nigeria, el país más poblado de Africa negra.
De Europa, al primer país al que Wojtyla viajó como pontífice fue Polonia, y lo hizo en 1979, convirtiéndose en el primer Papa que procedía de un país comunista y visitaba un país comunista. Juan Pablo dio en aquella ocasión un gran espaldarazo a la poderosa Iglesia polaca, a la oposición al régimen del militar Jaruzelsky y al sindicato de raíz católica Solidaridad. Visitó posteriormente su tierra natal en otras nueve ocasiones: 1979, 1983, 1987, en 1991 viajó a Polonia dos veces; 1995, 1997, 1999 y la última en agosto de 2002.
Peregrina por los países del norte de Europa de mayoría luterana (1989); visita Alemania Federal antes de la caída del muro (1980 y 1987) y la Alemania reunificada en 1996.
La República Checa, Bélgica, Eslovaquia (1990, 1995 y 2003), Sarajevo (1997) etc., son algunos de los 45 países del continente europeo a los que ha viajado el Papa polaco, sin olvidar Rumania, al que Juan Pablo II viajó en mayo de 1999 primera visita de un pontífice católico a un país de mayoría ortodoxa o la peregrinación que el 4 de mayo de 2001 realizó a Grecia, y que supuso el primer viaje de un Papa católico desde que el cisma de Oriente (1054) dividiera a la cristiandad en católicos y ortodoxos.
Con la mirada puesta en la unidad de los cristianos Wojtyla viajó en 2001 a la ucraniana Kiev, posteriormente lo hizo a Kazajistán y Armenia (mayo de 2001), y en mayo de 2002 visitó Azerbaiyán y Bulgaria.
Tampoco faltaron giras pastorales por Asia, continente que Juan Pablo II pisó en 15 ocasiones, la última en 1999 y Oceanía, por donde peregrinó en ocho visitas pastorales.
A comienzos del año 2000 el sumo Pontífice vio cumplido su sueño de viajar a Tierra Santa, (Egipto, Jordania, Israel, Autoridad Nacional Palestina), siendo ésta la segunda vez que un Papa, después de Pablo VI, viaja a la tierra de Jesús de Nazareth.
También pudo, a pesar de su delicada salud, seguir los pasos de San Pablo en la primavera de 2001, cuando viajó a Grecia, Siria y Malta, lugares relacionados con el origen del cristianismo y considerados como parte de la peregrinación jubilar del Papa.
Juan Pablo II, que ha extendido las fronteras de la Iglesia de un modo que no tiene precedentes, no ha podido viajar a Rusia debido a las presiones de la Iglesia ortodoxa y tampoco al país más poblado del mundo: China, donde el régimen de Pekín ha cerrado las puertas a la Iglesia de Roma y con el que el Vaticano rompió relaciones diplomáticas en 1958.
El Papa carioca
En sus viajes, Juan Pablo II ha ido dejando un reguero de anécdotas, como la vivida en Río de Janeiro, cuando dijo: "Si Dios es brasileño, el Papa es carioca". En otra ocasión, durante un viaje realizado a El Salvador en 1983, cuando el país vivía sus primeros años de guerra civil, rompió el protocolo y se desvió del recorrido asignado para visitar la tumba del arzobispo de San Salvador Oscar Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 por cuatro desconocidos relacionados con la ultraderecha del país centroamericano.
Hispanoamérica ha sido un subcontinente de referencia para el Papa. En Guatemala, Juan Pablo II hizo callar a las armas. Pero aunque la guerrilla respetó una tregua de cinco días con motivo de su presencia, la lluvia no hizo lo mismo y sólo un helicóptero pudo hacer que el Papa venciera las inclemencias del tiempo para cumplir con el programa.
En otra ocasión hizo un gesto significativo al amonestar, alzando el dedo, al padre Ernesto Cardenal, ministro de Cultura del Gobierno sandinista, porque Juan Pablo II desaprobaba la intervención del sacerdote en la vida política de Nicaragua. Así como regañó a Ernesto Cardenal, también dio un abrazo fraternal a Héder Camara, conocido como El obispo de los pobres, en una de las ocasiones en que viajó a Brasil.
Los derechos humanos, en especial la libertad, los derechos de los pueblos -la oposición Norte-Sur, especialmente los pobres frente a los abusos de los ricos- y las instituciones democráticas constituyen los fundamentos de su magisterio social, el cual ha proclamado con una difusión internacional jamás alcanzada por otro Pontífice.
En sus escritos y discursos, el Papa no sólo ha condenado el desequilibrio entre ricos y pobres, entre países opulentos y naciones en desarrollo, sino que también ha planteado la dicotomía entre la riqueza material y el consiguiente desarrollo científico y el empobrecimiento espiritual del hombre, el cual Juan Pablo II considera reflejado en una etapa de crisis de valores y en una progresiva supresión de referencias éticas en los códigos civiles de los países tradicionalmente cristianos.
"Hoy se vive y se lucha por el poder y el bienestar, no por los ideales", afirmó en 1985, ante el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa.
Sus críticos le han acusado de mantener actitudes conservadoras en cuestiones de ética y disciplina eclesiástica. En sus años de Pontificado ha hecho múltiples declaraciones contrarias a los métodos anticonceptivos, el divorcio, el aborto, el celibato sacerdotal y ha proclamado su negativa a aceptar la ordenación sacerdotal de la mujer en la Iglesia.
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