¿Eres trabajólica?
Descubre si estás llevando tu dedicación al trabajo demasiado lejos y sacrificando por ello tu vida personal.
Generalmente, las personas que trabajan incansablemente son muy bien vistas. Son populares en sus lugares de trabajo, respetadas por la sociedad y admiradas por sus familiares y allegados. Sin embargo, existe una línea muy fina entre lo que es una persona muy trabajadora y otra adicta al trabajo.
Cada día se exige más a los empleados en las empresas: más dedicación, más entrega, más compromiso… Y todo el que quiera ser un profesional de éxito habrá sentido la tentación de subirse a ese tren de trabajo incansable más de una vez.
No es fácil distinguir a una mujer responsable de una trabajólica, y no es tan sencillo percatarse de cuándo alguien cercano a ti, o hasta tú misma, estás llevando tu dedicación al trabajo demasiado lejos o si tu faceta como profesional se ha convertido en el centro de tu vida.
Por eso, te echamos una mano. Presta atención a estas señales, posibles causas y, de ser necesario, los pasos que puedes dar para superar esta adicción tan del siglo 21.
¿Por qué se llega a la adicción?
Muchos psicólogos coinciden en que en numerosas ocasiones las personas se escudan tras el trabajo para huir de situaciones insatisfactorias en su vida personal. "Es muy frecuente que los adictos al trabajo sustituyan la satisfacción en otras áreas de su vida por el éxito en el trabajo, solapando las áreas personales descuidadas o inestables", explica Arisbel Almonte, psicóloga industrial. Sin embargo, esa no es la única razón por la que se puede llegar a este tipo de compulsión. Otras posibles causas son:
Ser muy ambiciosa.
Necesidad de sentirte útil o fuerte presión social para ser exitosa.
Eludir otras responsabilidades cotidianas (familia, economía, etc.).
Si no te sientes apreciada o valorada en tu vida personal, puede que busques en la empresa la aprobación y apreciación que no tienes fuera.
Tratas de cubrir alguna inseguridad o sensación de fracaso personal.
Quieres escapar de algún conflicto o situación familiar que te desagrade (problemas de pareja, un hijo enfermo, peleas en casa).
Tienes una vida poco estimulante y buscas ese estímulo en el ambiente laboral.
Ves el éxito en función de los logros materiales o económicos.
No sabes decir que no.
Toma cartas en el asunto
Determinar si tu trabajo se ha convertido en el centro de tu vida puede hacer una diferencia. Si ya te has identificado como trabajólica o piensas que te falta poco para llegar a serlo, es hora de tomar medidas. "Lo primero es establecer prioridades a nivel personal y laboral sin restar importancia a una sobre la otra. Hay que dar a cada cual su justa importancia", asegura Arisbel Almonte. Recuerda que una de las claves de la felicidad es tener un balance entre las diferentes áreas de tu vida y eso sólo se logra poniendo en orden tus prioridades. Si crees que no puedes lograr ese balance por ti misma, no temas acercarte a un especialista que te ayude a descubrir la raíz del problema y a poner en orden tu escala de valores.
¿Trabajas para vivir o vives para trabajar?
Si te identificas con varias de estas preguntas, puede que estés convirtiendo el trabajo en algo mucho más que un medio para ganarte la vida o realizarte como persona.
¿Trabajas con frecuencia jornadas extendidas?
¿Enfocas la mayor parte de tus actividades diarias en lo laboral?
¿Te llevas con frecuencia trabajo a casa?
¿Das prioridad a tu trabajo ante tu vida personal y tu salud física?
¿Descuidas tu entorno social y familiar por cuestiones de trabajo y recibes quejas de tu familia y amigos porque no pasas suficiente tiempo con ellos?
¿Trabajas incluso en vacaciones y días festivos?
Agradecimientos: Licenciada Arisbel Almonte
Por eso, te echamos una mano. Presta atención a estas señales, posibles causas y, de ser necesario, los pasos que puedes dar para superar esta adicción tan del siglo 21.
¿Por qué se llega a la adicción?
Muchos psicólogos coinciden en que en numerosas ocasiones las personas se escudan tras el trabajo para huir de situaciones insatisfactorias en su vida personal. "Es muy frecuente que los adictos al trabajo sustituyan la satisfacción en otras áreas de su vida por el éxito en el trabajo, solapando las áreas personales descuidadas o inestables", explica Arisbel Almonte, psicóloga industrial. Sin embargo, esa no es la única razón por la que se puede llegar a este tipo de compulsión. Otras posibles causas son:
Ser muy ambiciosa.
Necesidad de sentirte útil o fuerte presión social para ser exitosa.
Eludir otras responsabilidades cotidianas (familia, economía, etc.).
Si no te sientes apreciada o valorada en tu vida personal, puede que busques en la empresa la aprobación y apreciación que no tienes fuera.
Tratas de cubrir alguna inseguridad o sensación de fracaso personal.
Quieres escapar de algún conflicto o situación familiar que te desagrade (problemas de pareja, un hijo enfermo, peleas en casa).
Tienes una vida poco estimulante y buscas ese estímulo en el ambiente laboral.
Ves el éxito en función de los logros materiales o económicos.
No sabes decir que no.
Toma cartas en el asunto
Determinar si tu trabajo se ha convertido en el centro de tu vida puede hacer una diferencia. Si ya te has identificado como trabajólica o piensas que te falta poco para llegar a serlo, es hora de tomar medidas. "Lo primero es establecer prioridades a nivel personal y laboral sin restar importancia a una sobre la otra. Hay que dar a cada cual su justa importancia", asegura Arisbel Almonte. Recuerda que una de las claves de la felicidad es tener un balance entre las diferentes áreas de tu vida y eso sólo se logra poniendo en orden tus prioridades. Si crees que no puedes lograr ese balance por ti misma, no temas acercarte a un especialista que te ayude a descubrir la raíz del problema y a poner en orden tu escala de valores.
¿Trabajas para vivir o vives para trabajar?
Si te identificas con varias de estas preguntas, puede que estés convirtiendo el trabajo en algo mucho más que un medio para ganarte la vida o realizarte como persona.
¿Trabajas con frecuencia jornadas extendidas?
¿Enfocas la mayor parte de tus actividades diarias en lo laboral?
¿Te llevas con frecuencia trabajo a casa?
¿Das prioridad a tu trabajo ante tu vida personal y tu salud física?
¿Descuidas tu entorno social y familiar por cuestiones de trabajo y recibes quejas de tu familia y amigos porque no pasas suficiente tiempo con ellos?
¿Trabajas incluso en vacaciones y días festivos?
Agradecimientos: Licenciada Arisbel Almonte
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