Felipe Taborda: “Los jóvenes se desvinculan del saber porque creen que todo está en su computadora”

SANTO DOMINGO. El diseñador gráfico Felipe Taborda es uno de los más reputados profesionales iberoamericanos en su área. En el campus capitaleño de la escuela de Altos de Chavón impartió un taller sobre creatividad bajo el título de De donde viene las ideas. Ha desarrollado su carrera creativa en los ámbitos culturales del disco, la literatura, la tipografía... y su sólida formación académica incluye escuelas de Estados Unidos, Inglaterra y Brasil entre otras.

—Vivimos en la era de la hiper estimulación visual. ¿Cómo afecta a la creatividad?

Siempre una de la funciones de los seres humanos ha sido elegir. Hay elecciones buenas y malas, siempre el mundo ha sido así. Lo que pasa es que actualmente la cantidad de cosas que hay para elegir perturba a los más jóvenes. Creen que hay tanta posibilidad de “tener todo”, que me parece que la juventud, no importa dónde, no se mueven para nada más que para conseguir un nuevo IPhone. Todo el esto ya está en la computadora, en Google. Está en el IPhone.

—¿No aprenden... a aprender?

Hay una desvinculación con el saber y con la responsabilidad de tener que opinar y elegir. Eso se está suprimiendo. El mundo siempre ofreció cosas variadas, la única novedad del mundo hoy es la rapidez con que las cosas se dan por la velocidad con que la tecnología cambia.

Todo el resto es exactamente igual. La Humanidad siempre ha sido mala, bruta, necia, con raras excepciones. Las excepciones son algunos seres humanos individuales o pequeños grupos de seres humanos. ¡Y soy optimista!

—¿Se dan cuenta los jóvenes de la importancia de la cultura para poder tener ideas nuevas?

Lo que nunca hemos visto es la rapidez de los cambios y no sabemos qué va a pasar con esas generaciones. Siempre había una minoría de jóvenes que no leía y una mayoría de jóvenes que sí lo hacía. Actualmente el número de jóvenes que no leen es cada vez más grande. Los jóvenes leen mensajes de 140 caracteres y en general hay una tendencia a las simplificaciones de palabras. Estamos caminando hacia un entorno cultural que no sabemos cómo será.

Sabemos que hay toda una generación que va a tener problemas de visión. Además de pasar la vida leyendo en pantallas, las personas están perdiendo la visión periférica, no ven más allá de lo que pasa en el marco de su pantalla. Miran a un punto super específico, no ven lo que pasa a su alrededor. El ojo no está haciendo la gimnasia de ver periféricamente.

—De niños, en los viajes por carretera , mirábamos por la ventana del auto. Hoy miran a una pantalla.

Esa es la mejor pantalla, los niños veían el mundo. En una mesa de adultos los niños están todos con juguetes electrónicos y así se entretienen. Y hay que aprenden a convivir. Los padres dicen, “así se entretienen”. Pero hay que también aprender a no aburrirse. Hay que aprender a convivir con la abuela con la tía soltera, con el abuelo, no solo con los pares de la misma generación.

—¿Falla entonces la educación?

Recientemente, manteniendo una conversación similar a ésta, una persona me corrigió: antes lo niños no tenía más educación, tenían más instrucción. Eran instruidos a cómo comportarse: “Debes saludar a tu tía, así y así, debes saludar a tu tío de esta forma...” No es educación. Es reglas, es instrucciones.

—Ha venido a Santo Domingo a impartir un taller sobre la creatividad, sobre la ideas. ¿La creatividad es un don o se puede desarrollar?

Se puede mejorar, es un ejercicio, como la gimnasia. El ejercicio de creación artística, escritura, diseño... hay que tener una disciplina. Si no trabajamos durante dos semanas, comenzamos de cero cuando nos volvemos a sentar. Ya lo dijo Picasso, la inspiración es 97% trabajo.

—¿Cuál ha sido su mejor idea? ¿Le han robado alguna?

Mi mejor idea (espero) es la próxima... Y sí, ya vi cosas mías reproducidas por ahí, bastante similares... Primero se siente... “¿no saben que esto ha sido creado por alguien?” Y por otro, “uhm... ¡ya estoy a nivel de que me copien!”

—Evolución, apropiación, interpretación, plagio...

Sí, eso es infinito. Nadie confirma que ha hecho un robo. Hay una película de Orson Welles, F for fake y es un documental entrevista a dos notables falsificadores. Uno es un pintor que hace espectaculares Matisses, algunos mejores que los originales, hasta los compraban museos de NY pero estaba obligado a quemarlos. El otro es un escritor que en los años 50 vendió a una de las principales casas editoriales de Estados Unidos por un millón de dólares una biografía falsa de Howard Hugues.

—¿Por qué si eran tan buenos no hicieron su propia obra?

Esa es la pregunta que les hace Welles. Los cuadros propios del pintor no se vendían, es un contrasentido. Sobre la biografía, en esa época no se podía contrastar, Hugues vivía ya recluido. Hoy sería distinto, y hoy entramos en otro tema, el de las fake news. ¿Cómo atajar las noticias falsas en Internet? Eso es imposible.

—“La fuente” como se llama el urinario de Duchamp cambió el arte para siempre. ¿Por qué? ¿Es la reivindicación del Diseño Induistrial como disciplina artística?

No lo veo así. Duchamp ha establecido: un urinario con mi firma es Arte. Un urinario sin mi firma es un urinario. Pero no creo que estuviera celebrando el Diseño. Escogió un urinario por ser una pieza “rechazable”, aunque creo que el urinario es un excelente diseño. Si Duchamp estuviera aquí diría: “Lo siento, pero los dos están equivocados”.

Estoy hablando de arte y de marketing, porque hace mucho tiempo que los artistas entendieron que el Arte está totalmente vinculado al marketing. Creemos que Miguel Ángel era genial pero probablemente había otros tan buenos como él. Pero él tenía relaciones en el Vaticano y eso es exactamente lo que pasa hoy con estos grandes artistas y los coleccionistas rusos, por ejemplo. Duchamp ha sido un excelente marquetero de sus propias ideas.

—¿Hay una identidad de un diseño europea, una escuela americana?

Esto era muy marcado en los años 60 o 70 con el diseño polaco de carteles, el japonés... ¡la comida mejor diseñada del mundo es la japonesa! Cada cosa, cada pieza, los colores... pero actualmente la globalización ha hecho casi imposible mirar y decir esto es mexicano, esto es dominicano. Cada vez menos tenemos alguien con un estilo personal que sorprende.

—Y su estilo... ¿Lo define?

Yo creo que no tengo un estilo... trabajo muchas áreas, ilustración, tipografías y me gusta creer que no tengo un estilo. Yo me planteo que estoy haciendo un trabajo para un cliente y tengo que hacer lo mejor posible.

—Se le reconoce también en el mundo de la tipografía, ¿qué le atrajo de este campo?

La tipografía y la caligrafía están de moda nuevamente. Los pendolistas, los calígrafos eran los que escribían las invitaciones para diplomas y bodas... Pero es emocionante la cantidad de jóvenes que hoy hacen tipografía y esto se debe a las computadoras. Para que un diseñador pueda hoy crearuna tipografía hay útiles, herramientas de computación que son geniales. En el pasado tenía que tener un super talento y muy buena mano para hacer todo el alfabeto, las dibujarlas a mano ... era una locura de tiempo y esfuerzo.

—Ese tiempo y ese esfuerzo queda ahora para caligrafías como la china...

Están en la categoría de Arte, la escritura china, la iraní. M. McLuhan decía que con la aparición de cada nuevo medio... el medio anterior se convierte en Arte. En el pasado las personas solamente hablaban. Poco a poco empezaron a escribir, y el relato oral se volvió arte, en teatro. Hoy le pasa eso a la escritura.

—¿Qué es lo mejor y lo peor de su profesión?

Lo mejor de mi profesión es descubrir en cada nuevo trabajo nuevos caminos, posibilidades, el trabajo de los otros, de nuevos diseñadores. Es dar con conceptos, sean gráficos o industriales. Lo peor es descubrir que los nuevos diseñadores no han sido tan buenos alumnos como pensábamos. O descubrir que las nuevas creaciones no son trabajo de un diseñador, sino de alguien de su equipo al que no se le ha dado el crédito... Todas esas cosas horribles que pasan...

—O sea, la naturaleza humana...

... que no cambia.