Grave en su residencia de Manhattan destacada pianista dominicana Tilsia Brens

Milagros Ortiz Bosch estuvo entre sus alumnos

NUEVA YORK._ Allegados a la destacada pianista clásica  dominicana Doña Tilsia Caridad Brenes, reportaron anoche como grave y muy crítico su estado de salud después que la artista, desahuciada por varios hospitales de la ciudad, se recluyera convaleciente en su casa de la calle 112 y avenida Brodway en Manhattan.

Brens, de 91 años de edad y sufriendo de varias complicaciones de salud, padece desde hace algún tiempo de problemas en los riñones, el corazón, los pulmones, intestinos y otros órganos vitales. El padecimiento, detalló el activista Ramón Bodden, le provocado una hinchazón en la cara.

Bodden detalló que desde diciembre del 2008, ella fue desahuciada de los hospitales y aseguró que puede dar testimonio del estado de la pianista, debido a que además de ser su vecino, es amigo de muchos años y diariamente está atento a la evolución de la paciente.

Los médicos que más recientemente la atendieron, declararon muy crítico su situación de salud y desde el hospital San Lucas, donde estuvo internada por última vez, se le despachó a su casa, porque según el diagnóstico, no hay nada que hacer.

Gran preocupación ha generado la condición de la señora Brens, una de las refulgentes embajadoras internacionales de la música dominicana y nacida en La Vega un 6 de agosto de 1918.  La artista, fundadora en Estados Unidos de la Asociación de Artistas Clásicos Dominicanos, ha recibido múltiples honores y reconocimientos por su eminente labor, no sólo como pianista del género clásico, sino también como promotora y activista del mismo.

Hace algunos años, se le veía muy activa acompañada por otros dirigentes de la entidad, tocando puertas en entidades oficiales y privadas en busca de soporte para montar eventos y espectáculos en los que participaran sus colegas criollos.

Tilsia, pudo lograr uno de sus grandes sueños y fue el de que a los artistas dominicanos agrupados en la asociación que fundó, se les abrieran las puertas del afamado Carnegie Hall de la calle 57 y Séptima Avenida, donde presentaron varios conciertos.  La asociación es la única organización de su clase entre todos los países latinoamericanos con inmigrantes en Estados Unidos.

También lograron conciertos en la sala Merkin Hall del no menos famoso Lincoln Center en los que han interpretado a grandes maestros de la música universal como Bethoven, Mozart, Choppin, Puccini, Verdi y temas del maestro dominicano Rafael (Buyumba) Landestoy. Las mayoría de los músicos que integran la entidad creada por Brenes, son egresados de la mundialmente prestigios escuela de música Jullliard de Nueva York y el primer concierto fue presentado el 14 de septiembre de 1980.

En una entrevista en mayo del 2002 para el matutino Hoy (República Dominicana) y al cumplir medio siglo en la enseñanza de la música, ella declaró que la vocación musical le nación desde muy niña. “Cuando pasaba por una casa donde había un piano, su papá tenía que levantarla en alto para que pudiera escuchar los acordes de cerca o ver quien ejecutaba.

Sus estudios musicales los inició a los 15 años de edad en la academia Santa Cecilia bajo la dirección de maestro Rafael Martínez Alba. En 1948 la familia se mudó de La Vega a Santo Domingo y Tilsia, ya con conocimientos básicos ingresó al Conservatorio Nacional de Música. Allí conoció al entonces destacado estudiante Landestoy. Llegó a Nueva York en 1950 y siguió sus clases con un profesor alemán quien cobraba $17 dólares por hora.  Estudió también solfeo y teoría en una escuela de la Federación de Sociedades Hispanas, pero tuvo que trabajar en una factoría de ropa de la calle 26 en el llamado “Distrito de la Aguja” ganando un salario semanal de $32 dólares.

Tuvo que abandonar las clases con el maestro alemán porque trabajaba siete horas y medias diarias en la factoría. Dio clases de piano a domicilio para aumentar sus ingresos. Cerraron la factoría y esota la impulsó a comprar un piano a crédito de la afamada Steinway por $500 dólares, teniendo que pagar $42 al mes. A partir de ahí, se dedicó en su casa a dar clases a tiempo completo.

Llegó a tener 28 alumnos y no tuvo que trabajar más como empleada, mucho menos en factorías. “Eso cambió radicalmente mi vida”, recordaba ella en la entrevista, aunque el estudiante que más podía sólo le pagaba $5 dólares por una hora de clases. Cuando estaba a punto de decaer nuevamente por la situación, Landestoy y   el maestro Vicente Grisolia, la convencieron para que continuara los estudios. En la República Dominicana, la doctora Milagros Ortiz Bosch estuvo entre sus alumnos.

Y agradecía los aportes a la asociación que fundó del licenciado Bienvenido Pérez, cónsul general en Nueva York entre 1996 y el 2000. Aseguró en el 2002, que mientras le quedara la última gota de fuerza, seguiría ejerciendo su apostolado de maestra.