La desesperanza de Jean Gentil

La película ha ganado reconocimiento internacional.

SANTO DOMINGO. Pocos son los largometrajes de género documental que logran exhibición comercial.  El filme "La marcha de los pingüinos" (Francia 2005) fue el más reciente y logró conmover a miles de personas con un relato en torno a la migración en condiciones extremas del pingüino Emperador.   Pero diferente es el caso de las producciones que se orientan a retratar la condición humana. Éstas, normalmente, sólo alcanzan distribución en canales de cable especializados y deben ajustarse a la lógica televisiva en cuanto a formato y extensión. Por ello, cuando un documental de este tipo se coloca en salas de cine, es en virtud de su contenido extraordinario. Es el caso de la internacionalmente premiada película dominicana "Jean Gentil",  que se adentra en la intimidad de la migración haitiana, a través de la historia de un hombre sencillo, víctima de la soledad y la desesperanza.

El personaje como metáfora

Jean es un contador que busca trabajo en Santo Domingo. Sin recursos y desempleado, procura refugio en sus creencias cristianas y consigue un trabajo como peón en la construcción de una carretera. 

Ilustrado y semi políglota, busca el diálogo con quienes le rodean, pero no logra conectar espiritualmente con nadie ni con nada. Clama al cielo para que su angustia cese, mas no hay respuestas. Sin verdaderos amigos, sin motivaciones y sin contestación a sus preguntas existenciales, involuciona hacia una vida paupérrima en la foresta tropical.  

Jean es al tiempo un individuo y una nación que no encuentran manera de provocar un cambio en sus condiciones de vida. Es la metáfora de un país que cada día se hunde más en su propia depresión.

Los recursos visuales y sonoros

Aguda tienen la mirada los realizadores de este filme. Poco dice Jean, pero mucho hablan las imágenes y los sonidos por él. Ya sea en medio del tráfago citadino, en la espesura de la selva o en la orilla del mar, el paisaje es de telúrica elocuencia. La cámara sigue al personaje por rutas conocidas, pero desde ángulos y ópticas poco comunes, alejándose de la típica postal caribeña, para darnos cuenta de un lugar salvaje en el cual no todos tienen cabida.

Expresivo es el trabajo con el sonido. En una ciudad tan ruidosa como esta capital, la película logra decirnos de qué está compuesta la banda sonora de nuestro cotidiano : miles de obreros haitianos que no vemos pero que podemos oír en el repiqueteo de los martillos y en los ruidos de las máquinas excavadoras.

La difícil promoción

Difícil es promover una película que cala tan hondo, ello porque no a todo el mundo le agradan las historias de la cruda realidad.  Pero este filme es denso en su contenido y ágil en su forma. Su relato, lejos del maniqueísmo y cerca de los grandes maestros del documental, fluye pausadamente llevando al espectador por un viaje hacia la soledad espiritual, social y física.  Por esta razón su intencionalidad final es evidentemente política, en el mejor y más alto sentido de la palabra.  La vida de un ciudadano que perdió sus coordenadas puede ser incluso hasta incómoda e incorrecta, pero su honestidad la salva del panfleto y de la sospecha conspirativa.

Recomendable para quienes dicen tener sensibilidad social y para quienes encuentran su razón de ser en el trabajo humanitario. Pero por sobre todo para los políticos y autoridades que se hacen de la vista gorda ante un problema que hace rato dejó de ser exclusivamente migratorio.

DE LA PRODUCCIÓN

Jean Gentil.

República Dominicana / México / Alemania.

2011. 84 minutos.

Dirección y realización: Laura A. Guzmán e Israel Cárdenas

Guión:  Laura A. Guzmán, Israel Cárdenas, Alejandro Andújar

Intérpretes:

Jean Genty Remy

Yanmarco Encarnación del Rey

Paul Henri

Walcott Nadal

Lys Ambroise