Marca país

La marca país es como la marca de agua. Es algo que se siente, pero no se ve. Es eso que llaman identidad, y que es la suma del ADN social del país, con sus costumbres, devenires, fiestas, sucesos históricos que han dejado una huella y en fin, todo aquello que lo hace diferente a los demás países del mundo.

Ahora todo es marca país. En los foros y los documentos se habla de marca país. Marca país para acá. Marca país para allá. Pero la marca país no hay que andar vociferándola a los cuatro vientos como un producto a mercadear. Está. Existe. Y ya. Lo que lo define como conglomerado. Y va desde los paisajes y la flora autóctona, hasta la forma de caminar sus pobladores y el modo de vestirse; desde la música nacional y cómo se baila, hasta el olor y los colores que forman parte del gusto de la mayoría.

Se habla de que marca país es “el valor intangible de la reputación e imagen de la marca de un país a través de múltiple aspectos, tales como como sus productos, el turismo, la cultura, los deportes, las empresas y los organismos públicos, que determinan los valores que se asocian a ese país”. Pero yo considero que no hay manera más sintética y valiosa de definir la marca país con una frase sencilla: la marca país es la cultura de un país. Y que me perdonen los mercadólogos.