Los vivancos
Siete hermanos que prometen zapatear fuerte en rd para “avivar” al público
SANTO DOMINGO. Además de siete pares de botas para bailar flamenco, una tendencia a mostrar sus torsos desnudos en el escenario y la dicha de compartir ADN, a estos artistas españoles les unen: “Miles de ilusiones. Incontables horas de trabajo. Risas, lágrimas, sueños...”, y el deseo de dar lo mejor en “Aeternum”, la obra músico-escénica que presentarán este viernes en la Capital y el próximo sábado en Santiago.
—Como solemos decir aquí, ustedes “saltan, bailan y se despatillan”, ¿qué más hace esta agrupación flamenca al salir a escena?
En nuestros espectáculos también tocamos instrumentos musicales en directo, hacemos artes marciales y mezclamos diversos estilos de danza: el zapateado flamenco, los grandes saltos del ballet, el neoclásico... Bailamos hasta dejar sobre las tablas nuestro último aliento o, como decís: ¡nos “despatillamos”! (Risas).
—¿Qué planes tienen Los Vivancos para “avivar” al público dominicano durante su puesta en escena del 9 y 10 de septiembre y, muy en especial, a las féminas caribeñas?
Venimos con mucha ilusión a República Dominicana, con las expectativas bien altas, ¡dispuestos a darlo todo! Así que, en contrapartida, esperamos que el público dominicano pueda —durante los 90 minutos de la representación— disfrutar y olvidarse del mundo.
—Siete hermanos con nombres bíblicos y tentadoras anatomías, ¿cómo sobrellevan tan curiosa disyuntiva?
Se lleva bastante bien... (Risas). Aunque la verdad es que mantener el nivel de forma física que exige nuestro trabajo, requiere gran dedicación y esfuerzo.
—Al ser criados en un entorno artístico, con un gran bailarín y consumado músico como padre (Pedro Vivancos), ¿podría decirse que, en su caso, “la costumbre es más fuerte que el amor (por el espectáculo)”?
Nuestro padre nos enseñó que el secreto de la libertad es amar lo que haces. En el caso de nuestro trabajo, no es solo la dedicación, sino también la pasión y el amor que hemos puesto en esto, y —por qué no— también el sacrificio. Llega un momento en que no es solo lo que haces... Se convierte en parte de quién eres.
—¿Podemos considerarles como Los Jackson 5 de la danza, el humor, las artes marciales, el virtuosismo musical y el equilibrismo?
Es todo un honor que pongas nuestro nombre al lado del de Los Jackson 5 y, sin ninguna duda, el gran Michael (Jackson) ha sido una inspiración para nosotros, pero no nos atreveríamos a comparar nuestro trabajo. Sería una arrogancia desmesurada.
—En sus Redes (@Los_Vivancos) reiteran que la música, el baile y la vida son para ustedes diversas formas de expresión, ¿qué buscan transmitir a través de estas?
Que nada es imposible; los sueños se hacen realidad; y el no poder, no existe.
—Tras nueve años sobre el escenario y casi dos millones de espectadores en 37 países, cuentan con el récord Guinness del “Zapateado más rápido del mundo”, ¿algún día les veremos en coreografías de flamenco fusionadas con ritmos tropicales (al estilo Diego El Cigala-Bebo Valdés)?
Nos encantan los ritmos tropicales y, aunque no tiene nada que ver con el trabajo de El Cigala, en alguna de nuestras composiciones y coreografías sí que se mezcla el flamenco y el rock con ritmos latinos, rumba y salsa.
—Ya sabemos que Elías ejecuta el violonchelo; Judah, el violonchelo de cinco cuerdas; Josua, la percusión; Cristo, el saxofón; Israel, la flauta; Aarón, el violín; y Josué, el teclado, pero vamos a completar el formulario de cada uno: edades, estado civil, hijos, hobbies...
¡Esto sí que es una entrevista a fondo...! (Risas).
A ver, varios de nosotros estamos casados y con hijos, pero preferimos mantener nuestra vida íntima aparte de las cámaras y focos del espectáculo.
—Como “hijo de gato caza ratón”, ¿veremos repetirse este fenómeno músico-escénico en la tercera generación de los Vivancos?
Nuestros descendientes serán dueños de decidir y escribir su propio destino, pero es improbable que lo que ha sucedido con nosotros se repita en el tiempo. Los Vivancos ha sido la conjugación de muchos elementos y esencias.... Y todo indica que será irrepetible. Lo que hacemos quizá termine con nosotros.