Myriam Hernández, reina del amargue chileno, triunfó otra vez

Santo Domingo. El Teatro La Fiesta del Hotel Jaragua, fue el primer sitio en que se presentó en República Dominicana, hace ya algunos años, Myriam Hernández, la reina chilena del amargue.

La noche sabatina y lluviosa, regresó puntual, apenas retrasada por 25 minutos pasadas las 9:00, por aquello de dar un chance debido a la lluvia. Pero la gente siguió llegando casi hasta dos horas después -oh ilusos y mal educados-, convencidos de que comenzaría a las 11:00 de la noche. Afuera siguió lloviznando después que cantara Ay amor, la que rompió la distancia entre su última presentación hace dos años -entonces en el Anfiteatro Nuryn Sanlley- y hoy.

Sentimental, Eres, Mañana, Si te vas, continuaron el concierto con un sonido fabuloso y un excelente diseño de luces.

Saludó al público y agradeció que llegaran. Cantó otro segmento.

Viste de negro, en chaqueta, muy conservador. Ese look casi de oficina no fue óbice para la inmediata conexión con el público que coreó prácticamente cada tema, porque la chilena que volvió una vez más de la mano de César Suárez, mantiene una óptima calidad vocal, subiendo en las agudas con naturalidad.

“Para mí es un placer y un privilegio después de dos años de ausencia... Esta noche estoy en el escenario donde canté aquí por primera vez”, recordó.

Mío. Conversamos con el manager y esposo Jorge Saint-Jean desde hace 25 años. Dice que este año sacará un nuevo disco.

Canta Rescátame. Tonto. Coro del público. Muchos seguían llegando. El público no está acostumbrado a llegar temprano a los conciertos. Uno quiso armar lío porque decía que el concierto tenía que empezar a las 11:00. ¿Qué es eso de empezar a las 9:30?, decía.

No llegarás con bonitos solos de la guitarra flamenca. Las coristas hacen su trabajo como lo hacen con pocos artistas, que suman sus voces y aportan una cuota de juventud y frescura al espectáculo.

Myriam agradece el cariño de siempre y el respeto. Y anunció la canción Se me fue, sola a piano. Varios del público rompían la intimidad del momento con su coro. Al final nota alta bien sostenida. Aplausos. Coros de Myriam, Myriam, Myriam. Grititos y silbidos.

Coro grande con Donde estará mi primavera, de El Buki.

He vuelto por ti. Buen sonido todo el tiempo. Buen diseño de luces. Pantalla led que reproduce su rostro en vivo. Te pareces tanto a él. Gran coro. La versión que trajo es más movida, un poco rockeada. El segmento lo comenzó lento a piano solo y lo termina rockeado a banda completa. Saluda a su Club de Amigos de República Dominicana. Unos venezolanos le saludaron y sacaron su bandera; ella tuvo palabras cálidas y solidarias a favor de la libertad de expresión en cualquier país.

Luego cantó Herida, el tema que le permitió entrar al Salón de la Fama de la Música Latina. Coro y ovación. Un hombre secreto. Gritos. Peligroso amor.

Myriam Hernández es de esos artistas cuyo repertorio está lleno de grandes éxitos. Nada de rellenos. Por eso el público se sabe cada tema y lo corea. Sus seguidores aplauden cada vez que sube donde tiene que subir y sostiene las notas altas como si el tiempo no hubiese pasado. Al final de Peligroso amor el público de pie. Gritos. Agradece el cariño y seguimiento durante 25 años. Pide aplausos para su banda (dos guitarras eléctricas, una acústica, drums y teclados y dos coristas Julia y Jaby) y Roberto Trujillo director musical.

Alguien le entrega un ramo de flores y ella le da un beso. El Club de amigos le entrega un reconocimiento.

“Me ha tocado trabajar con grandes autores y productores, hablo de Armando Manzanero quien me hizo una canción preciosa que es casi de ustedes. Huele a peligro. Siguió con El hombre que yo amo, balada rockeada en un in crescendo.

Al final saluda y se despide en falso final. La gente pide otro. La banda permanece. Luces en escena. Arrecian los aplausos. Myriam, Myriam, Myriam gritan los fans. Sale y canta De mi enamórate, de Juan Gabriel. Y cerró con La fuerza del amor.