Pasión por los “bagels”, variantes de relleno

Es el pan más emblemático de Nueva York. Se expende también aquí en algunos supermercados

Este pan se puede comer dulce o salado, de desayuno, merienda o almuerzo.

SANTO DOMINGO. ¿Usted ha visto por ahí un pan redondo, como del tamaño de un hamburger, pero con un hoyo en el medio, salado, y que está seguro que no es un donut?

¡Felicidades! Se ha encontrado cara a cara con un famoso “bagel”, el pan más emblemático de la ciudad de Nueva York. De hecho, si ha dado una vuelta por la Gran Manzana, es casi imposible cruzar de una esquina a otra sin encontrar una tienda que los ofrezca. Su versatilidad es legendaria y los que hemos aprendido a tomarle el gusto, nos da igual comerlos de desayuno, almuerzo, merienda o cena.

Ni hamburger ni donut

Aunque lo más reconocible del “bagel” es el hoyo en el centro, no es un donut; y en cuanto a la preparación, varía de la del pan tradicional en que se le da un golpe de cocción en agua antes de hornearse, lo que le proporciona densidad y esponjosidad a la masa mientras el exterior queda ligeramente crujiente.

El bagel tradicional se elabora con harina de trigo, sal, agua y levadura. Se mezclan los ingredientes hasta formar la masa y darle su forma característica. Una vez formadas, se cubren y se dejan “fermentar” a temperatura baja por 12 horas. A diferencia de otros panes, primero se cuece en agua y se termina de cocinar en un horno precalentado a temperatura alta.

¿Y arriba? Otra característica de este pan es que parte de su sabor viene añadido en el tope o en la misma masa: sal, cebolla, ajo, combinación de cereales, tomate, queso, comino o hierbas; pueden ser integrales o enteros, servirse fríos o calientes y estar cubiertos de semillas diversas, de sal gruesa, parmesano, lasquitas de cebolla o ajo secos, o todo junto.

Un poco de historia

Hay quien asegura haber visto imágenes de “bagels” en las paredes de las pirámides egipcias; otros, más realistas, sitúan el origen de este pan en Europa central, concretamente en el siglo XVII, y se atribuye a un panadero de Cracovia (Polonia) la elaboración del primero para obsequiarlo al rey Juan III celebrando su victoria sobre los turcos. Originalmente tenía forma de estribo y se le denominó “buegal”. El alimento se popularizó en la comunidad judía de Centroeuropa y de ahí migró a Norteamérica hasta nuestros días.

Las dos variables más conocidas del “bagel” son el de Montreal, que se elabora sin sal, con huevo y malta y se cocina en agua con miel antes de llevarlo a un horno de leña, lo que le confiere un toque ligeramente dulzón; y el de Nueva York, que también se elabora con malta, con sal y se cuece en agua y luego al horno convencional, lo que lo hace más esponjoso.

Los mil y un rellenos

Lo más bonito del “bagel” y lo que nos hace amarlos, es su increíble versatilidad, que traspasa el sabor de la masa o del “topping” hasta los rellenos.

La forma más simple de rellenarlos es con una crema o pasta, preferiblemente de queso (tipo “cream cheese” con todos sus variantes) y ya. Pero hay quien los prefiere dulces con mermeladas, jaleas y chocolate y gente que, como yo, muere por los salados en todo tipo de combinaciones.

El cielo es el límite para rellenarlos, pero en el balance está el truco. Un “bagel” bien hecho es una comida completa, no lo olvide.

Algunas combinaciones sugeridas

El tradicional: con salmón

Relleno: Lascas de salmón ahumado

Vegetales: Rúcula y cebolla morada

Para untar: Queso crema con puerro

El dietético: con tuna

Relleno: Tuna con mayonesa light

Vegetales: Tomates maduros cortados finitos (aguacate opcional)

Fina capa de queso crema.

El completo: jamón, queso y huevo

Relleno: una lonja de jamón, una lonja de queso, un huevo frito

Vegetales: tomate y lechuga criolla

Para untar: queso crema

El gourmet: pollo, tocineta, queso y manzanas

Relleno: pechuga de pollo cocida cortada en lascas, dos lonchas de tocineta cocida, queso mozarella y lascas de manzana cortadas con piel sin semilla.

Para untar: mostaza dijon

El truco: coloque el pollo, la tocineta y el queso y lleve al horno hasta que el queso derrita sobre el resto. Una vez caliente, coloque las lascas de manzana.